Alea Jacta Est: Sareb es una realidad

 Alea Jacta Est: Habemus Sareb! «Ya está aquí , ya está aquí, qué alegría para mí» (modo canción ON)… El famoso banco, centro de cientos y miles de debates y a quien más le han pitado los oídos durante este año (con permiso del Gobierno), ya es de carne y hueso. Llevamos tiempo escuchando avances, rumores y especulaciones sobre quiénes formarían parte de este «ente», condiciones, requisitos, dirección, aportaciones y demás, y por fin lo sabemos.

Hablamos, como no, del famoso «Banco Malo«, también conocido como «Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria», «otra artimaña del Gobierno» o como se quiera apodar. El caso es que, Sareb (aunque suene a élfico es su nombre oficial), ha pegado el pistoletazo y ha conseguido reunir el 100% del capital social inicial.

¿Por qué «inicial»? Para los que nos supieran, y me incluyo a mí mismo, la financiación de Sareb está prevista que se realice en 2 fases:

1ª) Tendrá lugar a lo largo de estas dos semanas (presumiblemente antes de que termine 2012), fecha en la que se aportarán 3.800 millones de euros en fondos propios. En esta fase Sareb gestionará un volumen de activos en torno a los 55.000 millones de euros. Es importante reseñar que adquirirá el conjunto de activos de las cuatro entidades del Grupo 1 (Bankia, Catalunya Bank, Novagalicia y Banco de Valencia). ¿Por el valor neto? No, en la Comisión Europea el 28 de noviembre de 2012 se acordó se podrán comprar por un valor de 40.000 millones de euros.

2ª) Durante el primer trimestre de 2013, llegará el segundo paquete de activos. Sareb asumirá el traspaso de activos del Grupo 2 (entidades que necesitan ayuda pública pero que prevé devolverla como Banco Mare Nostrum (BMN) , Liberbank, Caja3 y Ceiss). Aquí necesitarán una nueva ampliación de capital y emitir deuda subordinada de los mismos accionistas. Esta vez un volumen «reestructurado» también por unos 2.000 millones de euros.

¿Cómo van a financiar las aportaciones de capital? El 55% de su capital será procedente de accionistas privados y el 45% restante de capital público. ¿Y financiada? Por fondos que estarán compuestos en un 25 % por capital y en un 75 %, por deuda subordinada.

Los participantes en este interesante juego son «españoles» y «foráneos», es decir, que pocos han querido perderse este pastel y meter el cabeza como podían. Lo curioso es que nos encontramos tanto entidades financieras (10), aseguradoras españolas (4) y el «santo FROB« (fondo estatal de dinero público que ayuda al saneamiento del sector financiero).

Aquí tenéis una tabla en la que se detalla las características de los principales inversores en esta fase inicial (NOTA: he puesto la bandera española para que os llame más la atención y os fijéis mejor :P)

 

En resumen, los socios privados de la Sareb han aportado 524 millones de euros en la etapa inicial, mientras que el FROB ha contribuido con otros 431 millones, cantidades que se incrementarán en la segunda fase.

¿Cuándo sonará la campana? Como se suele decir en mi tierra, «en breves». Para ser más concretos, en los próximos días, cuando los accionistas del Sareb emitan los bonos convertibles, garantizados por el Tesoro y descontables en el BCE, la entidad recogerá los activos cedidos por los bancos nacionalizados y podrá comenzar su actividad. Es entonces cuando empezará una interesante aventura por arreglar los desaguisados de los bancos intervenidos.

En mi opinión, y tal como escribía en el artículo Claves para comprender qué es el Banco Malo, las claves que nos han llevado a crear esta entidad son muy sencillas: la falta de prudencia, ética profesional y la avaricia. Como resultado, encontrar/crear una institución que trate de arreglar y limpiar ese “Cajón desastre del ladrillo y suelo”.

En lugar de alegrarse de que por fin pueda funcionar esta iniciativa que no es sino un apaga fuegos, en España nos dedicamos a preocuparnos por vanidades. ¿Que BBVA no participa? Señores, ¡los grandes también sufren!

Sinceramente, espero que las entidades bancarias intervenidas o hechas públicas espabilen, que las que no van a serlo impongan una ética profesional decente y que Sareb sea un éxito. Ahora, como se suele decir, «la suerte está echada«.

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