Cómo calcular la factura de la luz

El hecho de saber calcular nuestro propio consumo energético, puede servirnos de mucho a la hora de calcular el ahorro que podríamos hacer. Además será muy útil a la hora de detectar posibles fallos en la factura de la luz o si nuestras instalaciones no funcionan bien. Definiríamos consumo eléctrico como la suma del gasto de luz de todos los aparatos energéticos de la casa en un período de tiempo concreto. Generalmente cada casa tiene un contador, dónde marca la luz consumida. Y es ahí donde vienen las empresas que comercializan la energía de nuestra casa para conocer ese consumo.

Pasos a seguir para calcular nuestra factura energética

  1. Lo primero que tenemos que hacer es una lista con todos los aparatos eléctricos de la casa y también saber la potencia de cada uno. Sabemos que un aparato es eléctrico porque en la información que aparece en ellos, tendrá que aparecer el vatio (w) como unidad de medida.
  2. Independientemente de esto, en nuestra factura de la luz, la unidad de medida son los kW , que son 1000 vatios. Estos kW será lo que multipliquemos por las horas que hemos usado los aparatos.  Ya sean semanas, meses o años..

En caso de que observemos alguna diferencia cuantiosa en nuestra factura, es posible que pueda haber un fallo en nuestro contados, por ejemplo por antigüedad o por un fallo en la lectura. También tenemos que sumar aquellos conceptos de la factura que se llaman impuestos sobre electricidad, es decir una cantidad fija teniendo en cuenta la potencia que tenemos contratada, el alquiler del contador,etc.

Según Red Eléctrica Española, el consumo se reparte en los hogares de nuestro país de la siguiente forma:

  • 60% de la energía la consumen los electrodomésticos

  • 15% de la electricidad se gasta en iluminación
  • 10% en calefacción (si ésta es eléctrica)
  • 5 % en el calentador
  • 10% otros

En España, el consumo medio por persona al año es de 1200 kWh. Sin embargo, hay ciertos factores que pueden hacer que el consumo varíe:

solar

  • 
Tipo de vivienda: no se gasta lo mismo en un piso de 30 m2 que en una casa de tres plantas, por ejemplo.
  • Aislamiento: se trata de un punto de vital importancia para el ahorro energético. Si nuestra vivienda tiene fugas de aire, consumiremos mucha más electricidad para calentar o enfriar el espacio a la temperatura adecuada.
  • Antigüedad de la caldera: disponer de una caldera vieja, queramos o no, implicará consumir más energía.
  • Habitantes de la vivienda y edades de estos: por ejemplo, no se gastará la misma energía un hogar en el que habiten dos adultos, que uno que tenga dos adultos y dos niños.
  • Estilos de vida de los habitantes: no se consume la misma energía en un hogar en el que sus habitantes hacen mucha vida fuera, que en uno en el que sus residentes pasan mucho tiempo.

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