¿Dónde invertir tus ahorros?

Una de las preguntas que se hace cualquier ahorrador cuando ya ha alcanzado una determinada cantidad de dinero ahorrado y quiere invertir es, precisamente, en qué invertir los ahorros

Ahorrar no es fácil pero, sin duda, es mucho más sencillo que invertir. Ahorrando no puedes perder tu dinero, aunque, si no tienes cuidado, sí que puedes ver reducidos tus ahorros si no inviertes bien o de forma poco adecuada. Por ese motivo a muchas personas les cuesta dar el salto de ahorrador a inversor.

Sin embargo, existen varios consejos básicos y productos financieros que están perfectamente indicados para inversores noveles y también para aquellos que no lo son tanto. Y es lo que vamos a ver en el artículo de hoy.

¿Dónde invertir tus ahorros?

Antes de invertir tienes que tener muy claro dos puntos básicos, sobre todo, para elegir adecuadamente el producto financiero que mejor se adapte a ti:

  • Tu objetivo de rentabilidad: conociendo la rentabilidad que quieres alcanzar necesitarás invertir en un producto financiero u otro. Si sólo quieres mantener más o menos tu poder adquisitivo te valdrá con un depósito a plazo fijo. Si quieres sacarle un extra a la inflación tendrás que buscar otros activos con más riesgo pero con mayor potencial de rentabilidad, por ejemplo, la bolsa.
  • El riesgo que puedes soportar: Tienes que tener muy claro que a mayor riesgo, mayor probabilidad de rentabilidad y viceversa. Tienes que conocerte a ti mismo y saber hasta qué intensidad de riesgo puedes subir durmiendo bien por las noches.

Con estos dos puntos, sabrás cuál es el producto financiero que más te conviene. Entramos ahora en los más comunes, desde los que tienen una rentabilidad potencial más baja y, por lo tanto, riesgo mínimo hasta los de rentabilidad más alta y riesgo elevado.

Cuentas de ahorro y depósitos

Con un depósito o cuenta de ahorros conoces desde el principio la rentabilidad que vas a obtener por tus ahorros por un riesgo muy bajo, ya que tu dinero está garantizado por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), que cubre hasta 100.000 euros por cuenta y titular. Son los productos financieros ideales si tu objetivo es simplemente mantener tu poder adquisitivo, igualando la inflación.

En los depósitos no sólo tienes los clásicos a plazo fijo sino que también existen los depósitos estructurados y referenciados, que te pueden aportar una rentabilidad extra a cambio, claro, de un mayor riesgo, no en la pérdida de capital sino en la posibilidad de no alcanzar los objetivos de rentabilidad establecidos, lo que provocaría que cometieras un coste de oportunidad.

Cómo calcular la rentabilidad real de un depósito

Renta fija y pagarés

Consiste en invertir en comprar renta fija de empresas o estados, es decir, deuda del emisor, a cambio de una rentabilidad fijada. Básicamente, funcionan como los depósitos y las cuentas remuneradas, pero con ciertas cuantas diferencias.

  • No están cubiertos por el FGD y, a cambio, tienen una mayor rentabilidad.
  • La seguridad de tu dinero la aporta, sobre todo, el emisor de los bonos, obligaciones o pagarés, por lo que incluso puede llegar a tener una seguridad muy alta y sigue manteniendo ese plus de rentabilidad.
  • No es lo mismo invertir en deuda de una empresa consolidada que en otra empresa que lleve poco tiempo en el mercado.
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Renta variable

La diferencia principal con respecto a la renta fija es que aquí no conoces la rentabilidad que vas a conseguir, pero el potencial es mucho más alto. A cambio de asumir un mayor riesgo de pérdida de tu capital, por supuesto. En renta variable inviertes en acciones de empresas, ya sea directamente o indirectamente a través de un fondo de inversión o de un ETF (Exchange-Traded Funds, es decir, fondos cotizados).

También puedes invertir en renta variable utilizando ciertos productos con rentabilidades potenciales muy altas, como son los futuros, warrants, forex, etc., pero asumiendo un riesgo bastante elevado. Estos productos no son nada recomendables para el pequeño inversor, ya que requieren unos conocimientos y aptitudes para conocer en profundidad cómo funcionan y no entrar en pánico cuando las cosas no vayan bien.

Fondos de inversión

En este caso estamos, probablemente, ante una de las propuestas de producto financiero de inversión más interesante para el usuario medio. Los fondos de inversión han crecido de manera muy notable en los últimos años, coincidiendo en buena parte con un trasvase de ahorradores que abandonar los productos garantizados al uso buscando mayores rentabilidades.

Resulta muy interesante tener en cuenta que en un fondo de inversión vamos a poder regular los niveles de riesgo de manera bastante eficaz. Hoy en día existe una cantidad enorme de ofertas de fondos de inversión, que, a su vez, se encuentran en formatos muy flexibles que permiten al usuario configurar productos casi a medida en función de su nivel de riesgo asumido.

Por otro lado se trata de productos móviles en los que el traspaso entre fondos no penaliza, y que, habitualmente, tampoco penalizan la liquidez. Ojo, también existen fondos de inversión garantizados con un comportamiento -salvando las distancias- similar al de los depósitos.

Planes de pensiones

Otra de las posibilidades son los planes de pensiones. Es muy importante tener claro que no siempre están garantizados, ya que estos productos se suelen contratar con excesiva alegría y sin fijarnos demasiado en sus características. Un plan de pensiones se comporta a todos los efectos como un producto de renta variable, es decir, que puede afectar perfectamente al principal. En el caso de los planes garantizados, estos nos proponen una rentabilidad prefijada de antemano. No es en absoluto un producto líquido y su rescate responde a vencimiento del producto o determinadas circunstancias excepcionales.

PIAS

Los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS) son toda una innovación en cuanto a planes de jubilación y seguros de vida se refiere. No sólo se trata de un seguro de vida de carácter vitalicio sino que ofrece una interesante rentabilidad financiero-fiscal para los ahorros del cliente.

Los PIAS están pensados para ahorrar a medio y largo plazo sin riesgo y con rentabilidades parecidas a las de los depósitos. Pero con unas garantías diferentes para nuestro ahorro: beneficios fiscales, liquidez y seguridad.

Al ser considerados un plan de ahorro a largo plazo, pasados los diez años desde la primera aportación, quedan exentos de tributación. Por otro lado, la rentabilidad que generan los PIAS es otra cara agradable que ven los clientes en estos productos. Puede oscilar entre el 3% y el 5% TAE, según se trate de una rentabilidad fija o más variable.

¿Es para ti un PIAS?

Los PIAS son un buen producto de inversión a largo plazo. ¿Quieres saber si son para ti? Concierta una sesión gratuita con nuestro asesor financiero y sal de dudas.

Invertir ahorros

Operar en mercados con bróker online

El enorme crecimiento de las plataformas para operar en mercados a través de Internet es realmente una respuesta a una demanda creciente de usuarios que desean invertir en activos desde la comodidad de su propio hogar.

Tanto desde las propias operativas de la banca como desde la propuesta de plataformas ad hoc, hoy en día resulta sencillo operar en los mercados y, además, el volumen de información que se maneja y el acceso que estas plataformas proveen, hace que sea relativamente sencillo comenzar a operar.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que una cosa es la sencillez en el comienzo de la operativa y otra el conocimiento de los mercados. Es verdad que estas plataformas han evolucionado hasta tal punto que los niveles de información son lo suficientemente amplios como para que un novato pueda participar ya a partir de cierta base, pero no resultan muy recomendables en aquellos perfiles en los que o no se tiene ninguna noción de mercado o no se está dispuesto a adquirirlas, así como desde luego para quienes no desean asumir riesgo.

Inversión en inmuebles

También puedes invertir tus ahorros comprando inmuebles. Este es uno de los tipos de inversión más habituales de los españoles pero que, como hemos visto muy bien en esta crisis, tiene unos riesgos bastante importantes ya que la vivienda no siempre se revaloriza.

Generalmente la inversión en inmuebles tiene tres vertientes:

  • Revalorización del inmueble. Compras el inmueble, sin alquilarlo ni reformarlo, esperando que, en un determinado momento, se revalorice, vendiéndolo y obteniendo una cierta rentabilidad.
  • Alquilando el inmueble. Otra opción es alquilar el inmueble y ganar una rentabilidad de las rentas mensuales provenientes del alquiler.
  • Reformando el inmueble. Compras la vivienda y la reformas, con lo que incrementas automáticamente su valor. Siempre, claro, lo suficiente como para que te compense el gasto de la reforma y teniendo una rentabilidad extra.

Tras este repaso sobre los principales productos financieros en los que puedes invertir, ahora es tu turno para elegir el que mejor se adapte a tus necesidades, tanto en rentabilidad como en riesgo.

No obstante, cabe recordar que el ahorro es fundamental para toda economía que se precie de estar saneada. Los expertos recomiendan que debería dedicarse de media una décima parte del salario a esta partida presupuestaria. Practicar el ahorro nos brinda seguridad, libertad financiera y afrontar la jubilación de manera desahogada.

 

Imagen – Creative Images en Shutterstock.

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