El descuento comercial: la revolución en la financiación empresarial

El mundo empresarial es un sector realmente complicado en el que el factor económico será determinante para marcar el éxito o el fracaso de una compañía en particular. La financiación es una fase que debe estar plenamente cuidada y que, gracias a las nuevas metodologías, puede darse de diversas formas. Uno de los métodos que más sensación ha causado en los últimos años es el descuento comercial, algo de lo que los empresarios deben ser conscientes cuando busquen liquidez.

¿En qué consiste el descuento comercial?

Financiar el capital de una empresa a corto plazo es fundamental para garantizar la estabilidad financiera en un futuro. Emprender no siempre es sencillo y se antoja realmente importante averiguar todos los apoyos económicos que el mercado contemporáneo ofrece hoy en día.

El descuento comercial se trata de una metodología efectiva para conseguir financiación en breves períodos de tiempo. Es crucial que durante el proceso los documentos estén en regla de cara a no cometer actividades fraudulentas, siendo estos los recibos, letras de cambios, pagarés y facturas.

Existen tres partes distintas en todo descuento comercial. La primera de ellas, el cliente, aquella figura que busca una entidad bancaria a la que solicita un crédito. La segunda es la propia entidad bancaria y, por último, el deudor: la empresa o persona que emite dicho crédito al cliente a cambio de un producto o servicio.

Clases de descuento comercial

Antes de lanzarnos a solicitar esta clase de créditos, será fundamental evaluar qué clase de descuento comercial se ajusta más a nuestras posibilidades. Las alternativas son lo suficientemente variadas como para encontrar aquella que encaje exactamente con lo que andábamos buscando.

En base a su uso, podemos diferenciar el descuento comercial permanente del transitorio. Mientras que el primero se utilizará de forma recurrente, pactando las condiciones entre el cliente y la entidad; el segundo está vinculado a aquellas empresas que, por una razón u otra, necesitan una liquidez inmediata y las negociaciones se darán de forma individual.

Por otro lado, el descuento comercial ordinario es aquel en el que las comisiones y los intereses se descuentan desde el mismo momento del cobro. Una de las metodologías más utilizadas. Sin embargo, en caso de así requerirlo, el forfait permite que dichas comisiones y tipos de interés sean fijos, sin importar el plazo de vencimiento.

En último lugar, se han de establecer los tipos de efecto comercial para diferenciar así tres clases completamente diferentes de descuentos. El de las letras de cambio considera que el librados tiene que aceptar las condiciones y devolverlas a su librador; el de pagarés cambiarios recoge las mismas directrices que el previamente mencionado, sin importar si se trata de pagarés extendidos o nominativos; y, el tercero, el de recibos negociables, permitiendo hacer las gestiones pertinentes a través de la banca electrónica.

Así pues, de cara a solventar esta fase de la gestión empresarial, ya sea en los primeros momentos que supone el emprendimiento o, en el caso contrario, cuando tras años de trabajo azota una crisis financiera, hemos de estudiar a fondo todas y cada una de las alternativas existentes. Los beneficios para la compañía son más que evidentes y está en nuestras manos aprovecharlos.

Beneficios del descuento comercial

Esta metodología de financiación ofrece un amplio abanico de ventajas para todos los implicados en el proceso. Una situación que no siempre se da pero que la ley ha buscado garantizar. Porque el nivel de vida de un país se basa en gran medida en la calidad de sus empresas y esta es una forma más de garantizar la estabilidad económica de estas.

Gracias a la correcta gestión de los participantes, el descuento comercial es una operación realmente accesible. Cualquiera puede solicitarla y, dado que no hay fecha de vencimiento, cobrarla cuando así se desee.

No obstante, las entidades financieras también están de enhorabuena: los intereses se cobran desde el primer momento, siendo así un movimiento financiero plenamente rentable. Algo que, acompañado de que la propia entidad no tendrá que hacerse cargo del impago, hace que muchos bancos estén siempre dispuestos a entrar en este aspecto de la financiación empresarial.

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