El ICO, ¿otro banco malo?

El ICO, ¿otro banco malo?

¿Están a salvo los ahorros de los españoles? Estas semanas de atrás nos enterábamos por la prensa extranjera, que se apresuraron a citar los diarios españoles generalistas, que el fondo de la Seguridad Social tenía invertidas en deuda soberana el 90% de las reservas. “Sigilosamente”, describió “The Wall Street Journal”, ha sido la manera en que ha ido escalando el porcentaje que la institución colocaba en las emisiones del Tesoro. La pregunta es sí habrá otras instituciones públicas en las que se está concentrando demasiado riesgo, y uno no puede evitar preguntarse por el Instituto de Crédito Oficial (ICO).

Lo del fondo de la Seguridad Social, no es nuevo. En las redes sociales y en la prensa especializada ya se venía apuntando que estaba creciendo peligrosamente la compra de emisiones del Tesoro, desde que esta tendencia empezase con el Gobierno de Rodríguez Zapatero. El comportamiento del ICO en la resolución de la crisis financiera y económica tampoco deja de ser llamativo. Una de las bondades que debería haber tenido esta institución pública de financiación es actuar de salvavidas ante la necesidad de liquidez y financiación de la economía real en una situación de contracción del crédito privado.

El apoyo al tejido empresarial de este país (Líneas ICO a empresas, etc) no ha sido ni mucho el que se esperaba desde que arrancó la crisis. Sin embargo, en este último año las cifras del Instituto arrojan un fuerte crecimiento. Si nos creemos el comunicado del ICO, las ayudas a pymes han registrado crecimientos de burbuja, con respecto al ejercicio 2011. A septiembre de 2012, se habían distribuido 23.000 millones, un 66% más que en los nueve primeros meses de 2011. Pero no cuenta que, de esos 23.000 millones, sólo 10.000 millones corresponden a créditos directos a las pymes. Con lo que es previsible, que éstos al final del ejercicio no lleguen a los 20.916 millones que se concedieron en 2011, que a su vez ya sufrieron una caída del 10% respecto a los 23.322 millones de 2010. En esa partida de 23.000 millones van incluidos los 6.300 millones del Mecanismo del Pago a Proveedores de las autonomías y los 5.400 de la línea de financiación de las CCAA.

2012, el “annus horribilis” de pymes y autónomos, donde estaba el ICO

Era muy sorprendente que, de repente, la maquinaria de financiación pública hubiera, por fin, empezado a bombear financiación al tejido empresarial. En un ejercicio en el que las quiebras de empresas han crecido un 27%. De nuevo, cuando uno mira a su alrededor, parece que la realidad no corresponde con las estadísticas. Las asociaciones de autónomos y pequeños empresarios, por su parte, estiman que 2012 habrá finalizado con 50.000 autónomos menos. La pregunta que subyace es: ¿dónde están yendo esos millones que se prestan a las pymes?

 

Una de las razones de este mal funcionamiento del apoyo, que señalan los gestores de pymes, ha sido el “uso perverso de distribución” de los créditos que se ha utilizado, entregando a los bancos comerciales la posibilidad de conceder, o no, en nombre del ICO, el crédito al empresario que necesitaba liquidez (Línea Liquidez) o financiación (Línea Pyme). No hace falta navegar por los foros de internet, ni conocer a muchos empresarios que hayan necesitado una línea del ICO para hacerse una idea de las dificultades que han puesto los bancos a quienes no eran clientes de la entidad para acceder a uno de esos créditos. En muchos casos: la puerta ha sido la respuesta. En cambio, es de sobra sabido que otros préstamos, esta vez de clientes, se han renovado vía estas ayudas, a propuesta por el banco, curiosamente, cuando el cliente iba a refinanciar un préstamo o renovar una línea de liquidez.

Hay que decir que, en teoría, el ICO no asume ningún riesgo ya que el banco que distribuye su crédito es responsable de devolver ese dinero más el interés. Pero, ¿qué mecanismos tiene el ICO de supervisión y prevención de que ese riesgo se traslade finalmente al bolsillo de los españoles?

La financiación al stablishment empresarial

Y esto, en operaciones de apoyo a las pymes, el chocolate del loro. La parte del león, las operaciones de financiación que el ICO realiza con las grandes empresas no dejan tampoco mucho margen para la tranquilidad en cuanto a rigor financiero. Los bancos han tenido con el ICO, desde hace años, una relación perversa, en la que el Instituto ha participado en grandes operaciones de financiación que ahora se revelan no han estado tampoco exentas de riesgo. Un próximo ejemplo puede venir del resultado de la renegociación que está llevando a cabo la inmobiliaria Reyal Urbis de su deuda con los bancos. En ella participó el ICO  aportando  200 millones en la operación que montó Banco Santander para vender Urbis en 2006, explica Gonzalo Garteiz, en lacelosia.com. No es el único ejemplo en que el brazo inversor del ICO ha acompañado las operaciones de especulativas de los bancos y grandes empresas en la historia de este país, cuando entre sus fines sociales no entran precisamente este tipo de operaciones.

Para volver al tema del principio, el abuso de las compras de deuda soberana por parte del fondo de reserva de la Seguridad Social, mencionar que en el balance de 2011, el ICO ha aumentó su exposición a títulos de renta fija un 19,8%, hasta los 69.000 millones, en 2011. En el caso del riesgo inmobiliario, concedió 666 millones en préstamos de vivienda. No son unos indicios que ofrezcan buenas vibraciones sobre la buena gestión de los fondos de la agencia financiera del Estado.

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