Los mejores meses para comprar oro

Si hay una premisa que no falla en el mundo financiero es que cuando hay conflictos globales geopolíticos, el oro los registra con subidas. El papel de activo refugio de esta materia prima hace que muchos inversores se vuelvan hacia ella si detectan inestabilidad política. Además, si tomamos datos históricos, hay meses donde el oro es más rentable que otros. Te contamos cuáles son.

Aunque pueden existir hechos excepcionales, una de las ventajas de los actuales sistemas de recogida de datos es que permiten disponer información estadística relevante para conocer cómo se comportan los activos financieros durante los diferentes meses del año. Así, por ejemplo, sabemos que las bolsas tienden a corregir en mayo y después también en agosto o que en los mercados también experimentan pequeños rallys alcistas en Navidad. El oro no es una excepción y su comportamiento también sigue una serie de pautas. Dicho de otra forma, hay meses en los que tiende a subir más que en otros, así ha sido a lo largo de la historia y así parece que sigue siendo.

 

En este sentido, los primeros meses de verano están asociados a una cierta debilidad. Desde que el oro empezó a cotizar en el mercado en 1971, los meses de mayo, junio y junio han estado asociados caídas o, cuanto menos, a debilidad. No ocurre lo mismo con agosto. El siguiente gráfico que nos trae GolgCore recoge esta evolución (pinchar en el gráfico para hacer más grande):

 

Agosto, un mes propicio

Tradicionalmente agosto marca el comienzo de la recuperación para el oro y es un buen momento para posicionarse y comprar pensando en las subidas que vendrán después otoño y principios del invierno. El final del verano y el año nuevo son buenos meses para el mercado debido a la fuerte demanda de oro físico por las bodas en Asia y el año nuevo chino. Dicho de otra forma, aumentan los regalos como joyas y esto ‘tira’ de la cotización al alza.

Comprar oro en agosto ha sido un buen negocio en los últimos 34 años, pero sobre todo en los últimos 9 ejercicios. La ganancia media es del 13% si se vende seis meses después del punto más bajo alcanzado en verano (pinchar para hacer más grande).

 

Independientemente de eventos especiales como en su momento fue crisis en Ucrania, nada ha cambiado en los fundamental que mueven el mercado del oro. Activo refugio por excelencia, seguirá siéndolo mientras persista en el recuerdo el extinto patrón oro y mientras los mercados de acciones sean volátiles.

Cómo invertir en oro

Y ahora que ya sabes qué meses son los mejores para invertir en oro sólo nos resta recordarte cómo puedes hacerlo.  Y es que existen varias alternativas para posicionarse en esta materia prima. 

La primera y más obvia es comprar oro físico, es decir, comprar un lingote de oro e incluso invertir en monedas de oro, que además tendrán su propio valor numismático. En este caso podrás guardar el oro físico en tu propio hogar o en una caja fuerte del banco, según lo prefieras. Una variante muy habitual es quedarse únicamente con el certificado que acredita ser dueño de la cantidad de oro que hayamos comprado, lo que evita tener que guardar el metal y todos los inconvenientes asociados.

A partir de aquí hay todo un mundo de alternativas para comprar oro a través de los mercados financieros:

Futuros. Una de las más habituales es comprar oro a través de un contrato de futuros.

Acciones. Si quieres posicionarte en oro siempre podrás comprar acciones de empresas mineras dedicadas a la extracción y comercialización del oro, aunque crear una cartera diversificada puede suponer un esfuerzo titánico.

Fondos de inversión. Los fondos de inversión que invierten en oro y metales preciosos te permitirán posicionarte en el propio metal y al mismo tiempo diversificar riesgos, ya que suelen añadir a su cartera un pequeño porcentaje en otras materias primas como la plata y participaciones en empresas del sector.

ETFs. Existen diferentes fondos cotizados referenciados al oro y si quieres invertir en este metal es una fórmula fácil de hacerlo. Además, también hay ETFs sobre metales preciosos con diferentes ponderaciones que pueden servir para no estar exclusivamente invertido en oro.