Una crisis sin retorno

Por si a alguien le quedaba alguna duda, la magnitud de la crisis es tal que incluso puede compararse con la crisis de 1929. En aquella oportunidad, la debacle cambio el mundo para siempre. Y ahora, sucedera lo mismo.

Hacia comienzos de año se consideraba que lo peor de la crisis habia quedado atras. Habia una cierta recuperacion economica basada en el dinamismo de Asia, especialmente porque China habia lanzado el paquete de estimulos mas grande de la historia, impulsando el comercio mundial.

Ante los alentadores datos macroeconomicos de fines de 2010 y principios de 2011, parecia posible volver a la situacion pre-crisis. Pero fue tan solo un espejismo. El agravamiento de la crisis en la eurozona y los problemas que enfrentaran esas naciones en el futuro cercano indican que la crisis no solo no está desapareciendo sino que incluso puede agravarse.

Este cambio de época puede tener efectos muy adversos sobre el mundo y las personas que lo habitan. Los temas referidos a como morigerar el impacto del cambio climático, el envejecimiento de la población y la «nueva gobernabilidad» que debe aparecer para incluir a los países emergentes en la toma de decisiones necesitan de acuerdos, normas y regulaciones que requieren políticas relacionadas con intereses comunes de todos los países. Esto, como se podrá ver, está lejos de poder aplicarse en estos tiempos del «sálvese quien pueda».

Según el economista argentino Raul Ochoa, en esta época existen latentes muchos riesgos: el retorno de nacionalismos xenofobos (un ejemplo de ello es culpar a los inmigrantes de todos los males como el paro o la inseguridad), el proteccionismo como via de escape frente a la globalizacion (cerrando fronteras a las importaciones en pos de proteger la industria nacional), la justificacion en nombre de la libertad y la democracia de aventuras militares (mientras se mantienen gastos de defensa insostenibles en detrimento de gastos de proteccion social).

EL retorno de las finanzas a su sentido original, de apoyo y promotor de la economia real (y no solo para especular intentando ganar montos millonarios con dinero virtual o que sencillamente no existe, tal como sucedió con las hipotecas subprime), es imprescindible para lograr un mundo más equilibrado preparado para tomar decisiones indispensables para el bien de todos, sobre todo de nuestros hijos.

En definitiva: la crisis no finalizará hasta tanto el desacople entre las finanzas y la economía real haya encontrado una respuesta final y definitiva.

 

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