La obediencia según la doctora María Montessori

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Pensar que la voluntad de un individuo debe ser destruida para que pueda obedecer es un gran error
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Pensar que la voluntad de un individuo debe ser destruida para que pueda obedecer es un gran error

‘¿Cómo se porta este niño? ¿Es obediente?’ Esta es una de las frases típicas que preguntan a los padres cuando van con sus niños a alguna parte o los presentan a amigos o maestros, "e igualmente la recordamos de nuestra propia infancia", explica Miriam Escacena, CEO de tuguiaMontessori. Pero, "¿queremos realmente que nuestros niños sean obedientes? ¿Nos hemos parado a pensar sobre la obediencia?"

Miriam Escacena, madre de dos niños, ingeniera, MBA y Guía Montessori, habla del experimento Milgram y del enfoque de la pedagogía Montessori al respecto.

"En 1961 Adolf Eichmann fue juzgado por crímenes contra la humanidad durante el régimen nazi (había sido el encargado del programa que deportó a los judíos hasta los campos de exterminio). Ese mismo año, Stanley Milgram ideó una serie de experimentos para tratar de responder a una pregunta: ¿los cómplices del Holocausto fueron capaces de cometer estas acciones atroces porque estaban obedeciendo órdenes de superiores? ¿Dónde quedaba su ética? Eichmann fue sentenciado a muerte y los experimentos tuvieron una gran repercusión en el campo de la psicología social ya que los expertos no daban crédito a sus espeluznantes resultados. El objetivo de Milgran era descubrir cuánto dolor puede infligir un ciudadano corriente a otra persona simplemente por obedecer órdenes de un superior. Su primer ensayo se llevó a cabo de la Universidad de Yale buscando voluntarios para llevar a cabo un falso estudio sobre la memoria y el aprendizaje".

"Se les explicaba que el experimento consistía en representar a un maestro que hace preguntas a un alumno y tomar acciones en función de los resultados. En caso de que el alumno no respondiera correctamente, el maestro le aplicaría pequeñas descargas eléctricas a través de una máquina conectada a ambos, las cuales irían subiendo de intensidad según las indicaciones del director del estudio, (desde 15 V hasta 450 V, cantidad que a la que a priori sería inimaginable llegar)".

"Las predicciones del equipo de Milgram habían estimado que la mayoría de los voluntarios abandonarían a los 150 V, cuando el supuesto alumno, quejándose de dolor, pedía que le dejaran irse. Sin embargo, el 60% de los participantes fueron capaces de llegar a aplicar los 450 voltios".

Estos experimentos se repitieron con voluntarios de diferentes estratos sociales y en diferentes países, siendo los resultados incluso peores. En palabras del propio Stanley Milgram, "la extrema buena voluntad de los adultos de aceptar casi cualquier requerimiento ordenado por la autoridad constituye el principal descubrimiento del estudio" cuestionando así si Adolf Eichmann actuó obedeciendo órdenes impuestas, hecho que se superpone a cualquier planteamiento moral.

En la pedagogía Montessori se busca el desarrollo del pensamiento crítico y juicio propio desde la infancia. "Libertad y disciplina son dos caras de la misma moneda; no puedes tener una sin la otra", se dice.

Para desarrollar un nivel de obediencia saludable, se trata de lograr que el niño lo haga las cosas por su propia elección, y para eso es necesario trabajar en el desarrollo de la voluntad, que es una de las bases científicas de esta hermosa pedagogía.

María Montessori identificó tres etapas clave: la voluntad regida puramente por los instintos vitales del niño, aquella elevada al nivel de la conciencia y el control de voluntad consciente.

Primer nivel de obediencia ​Se da en niños menores de tres años, periodo en el que la capacidad para obedecer depende de las capacidades físicas/reales del niño. Se le puede pedir que se siente a la mesa y algunas veces lo hará y otras no, dependiendo sobre todo de si tiene hambre.

Segundo nivel de obediencia ​A partir de los tres años aproximadamente, el niño ya puede obedecer de manera consciente, y lo hará con mayor o menor gusto, por ejemplo cuando se le pide que se cepille los dientes.

Tercer nivel de obediencia En palabras de la propia María Montessori: "se da cuando el niño obedece con asombrosa disposición y parece ansioso por hacerlo".

Atendiendo a la raíz etimológica de la palabra disciplina, que proviene del latín 'discipulus', se entiende como el respeto del orden necesario para poder llevar a cabo un aprendizaje, "tal y como hacemos con gusto ante la petición de un maestro respetado y querido", explica Escacena.

Miriam Escacena es divulgadora y Guía Montessori especializada en primera infancia, ofrece asesoría y consultoría en diferentes centros de España, así como formación presencial y online en todo el mundo, dirigida tanto a familias como a profesionales.

Fuente Comunicae

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