Seguiremos los acontecimientos, con preocupación, pero sin perder la esperanza. Con esta frase terminábamos nuestro reciente análisis del Santander $SAN en el que, a la vista de la gráfica en velas diarias, alertábamos a nuestros lectores del peligro que amenazaba al banco cántabro, y con él a la bolsa española en su conjunto. Se trata de amenazas, y como tales hay que entenderlas. Podrán o no concretarse, aunque conviene estar preparado.
Hasta ahí llegaban las preocupaciones. Las esperanzas vienen de la mano de la gráfica en velas semanales. Pulsen sobre el gráfico adjunto y en la página que se les abrirá centren su mirada sobre la línea naranja que se marca. No era esa línea la directriz bajista primaria, ese honor lo tiene la roja que ahora cotiza por encima de los 8 euros. Pero sí ha sido la bajista que más veces se ha encargado en estos últimos años de frenar los sucesivos intentos de reconstitución alcista, y este mérito la convertía en la resistencia con mayúsculas.
De ahí que la superación clara y contundente que de la misma se produjo a finales de 2012 alentara nuestras esperanzas respecto a un gran cambio en la tendencia de fondo en el valor director de la bolsa española. La resistencia horizontal de los 6,65 euros se encargó de frenar nuestra euforia, basada en criterios técnicos, pero euforia al fin y al cabo.
La vertical caída de las últimas semanas, además de poner al Santander al borde de confirmar en gráfica diaria la pauta bajista que marcábamos en el análisis antes referido, ha servido también para dibujar un acelerado pull back a la directriz bajista superada en el gráfico semanal. Ciertamente, y aunque entre las últimas velas semanales se aprecia equilibrio de fuerzas y cierto amago de recuperación alcista (sombras inferiores alargadas), este pull back no será tal hasta que el valor no consiga superar el nivel de precio en el que se iniciara el retroceso, lo que vuelve a ponernos frente a la difícil tarea de dejar atrás los 6,65 euros.
En consecuencia, nuestras esperanzas están puestas en que todo esto no haya sido más que un alocado retroceso hacia una resistencia superada, previo al reinicio de las subidas iniciadas en el pasado verano. Se difuminarían si el precio no respeta el soporte que esa línea naranja debe ahora constituir (resistencia superada pasa a ser soporte para futuros retrocesos) y, sobre todo, darían paso a un escenario claramente bajista con cierres semanales por debajo de los 5,35 euros.
Seguiremos los acontecimientos, con esperanza, pero sin perder de vista las amenazas latentes.
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