Objetivo: cerrar la reforma financiera sin dimisiones ni reactivación del crédito

El jueves día 20 de diciembre la crisis de nuestro sistema bancarios o mejor de las Cajas de Ahorro escribió un episodio que me temo no será el último.  Estoy de acuerdo que el sector de las entidades de crédito es básico para la economía de un país.  La banca es la encargada de recoger el dinero de muchos ahorradores, depositarios, y mediante una transformación tanto del plazo como del riesgo, transformar estos depósitos en crédito.  El crédito es vital para las empresas, los autónomos y,por supuesto, para los mismos ciudadanos.  El crédito es garantía de crecimiento económico, de aumento tanto de rentas como de beneficios.

Dos preguntas me acechan insistentemente:  la primera es si será bastante, la segunda si con esta medida fluirá nuevamente el necesario crédito tal y como he manifestado anteriormente.

Empecemos por la primera, la factura hasta el momento es de 55.000 millones de euros en ayudas del Gobierno como de la Unión Europea, debemos añadir unas pérdidas que ciframos en estos momentos en unos 12.000 millones repartidas entre preferentes y deuda subordinada, si bien está por determinar.  La cifra es de una magnitud pavorosa, pero a pesar de lo abultado tengo la sensación que no es suficiente.

El día 19 conocíamos que la tasa de créditos que durante tres meses consecutivos acumulan impagos, en octubre, superó el 11%.  Las causas de esta morosidad se llama paro y cierre de empresas, ambas situaciones van a seguir presente durante el año que viene.  Las previsiones de caída económica llevaran a un desempleo mayor y se seguirán cerrando empresas.  Todo ello en escenarios razonables, pues de continuar la crisis con la virulencia que estamos conociendo podría poner nuevamente contra las cuerdas a las entidades bancarias nacionales.

En cuanto a facilitar la concesión de préstamos el escenario tampoco es positivo.  Partimos de que las inyecciones pueden no ser suficientes, por tanto no está claro que los bancos estén saneados.  Pero además para que las entidades crediticias concedan crédito, como he manifestado muchas veces es necesario que las personas y las empresas a las cuales va dirigido sean solventes a futuro.  Las estadísticas nos muestran que actualmente el crédito está congelado.  Actualmente no existe ni demanda del mismo, por caída e inseguridad de lo posibles prestatarios, ni la oferta, la cual está limitadísima dada la reducción que las entidades deben llevar a cabo después de los años de locura.

Nuevamente desde los ámbitos políticos nos dicen que el proceso de saneamiento está cerrado y se han puesto las bases para las concesiones de crédito.  Sinceramente no lo creo como he intentado explicar brevemente y, espero, claramente.

Los mismos políticos que abogaban y postulaban por las fusiones de Cajas, de ganar tamaño, de expandir su ámbito de actuación son los que ahora dicen lo contrario: cierre de oficinas, reducción de personal, reducción de balances, abandono de la banca mayorista.  ¿Es que nadie va a dimitir aún siendo por vergüenza?

Miguel A. Bernal Alonso | previsionsocial.net

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