Los jóvenes siguen marchándose de España para trabajar

JovenesHasta hace unos años nos parecía casi impensable la posibilidad de irnos al extranjero en busca de trabajo. Recuerdo que cuando terminé la carrera y presenté mi currículum en una oficina de trabajo temporal, el chico que me atendió me comentó la posibilidad de irme unos años a Estados Unidos para trabajar como profesor y perfeccionar mi inglés. Os estoy hablando de hace unos 15 años… ¿irme a los Estados Unidos?…

Lo que hace algo más de una década nos resultaba un poco utópico hoy se podría decir que es casi el pan nuestro de cada día. ¿Quién no conoce a un amigo, un familiar o alguien cercano que no haya tenido que abandonar España en busca de empleo? No sería extraño a tenor de los datos que ofrece UGT, en donde se asegura que en los últimos siete años el número de jóvenes que ha tenido que emigrar se ha quintuplicado.

El año pasado fueron más de 21.000 españoles los que se marcharon a Alemania en busca de sus «habichuelas». El «vente a Alemania, Pepe» ya no solo es el título de una película de Alfredo Landa y José Sacristán, sino más que una triste realidad y una vuelta a nuestros orígenes laborales.

¿Porqué se van nuestros jóvenes?

¿Los motivos de todo esto? Fáciles de imaginar: la falta de empleo, las malas condiciones en la mayoría de puestos de trabajo, los recortes, la imposibilidad de hacer frente a una hipoteca o el alquiler de una vivienda… Lo de siempre, vaya.

Los jóvenes españoles siguen en su mayoría optando por emigrar a los países de la Unión Europea, pero ya hay un alto porcentaje también que se embarca rumbo a América (no sé si recordaréis la oferta de trabajo que la Universidad de Ecuador ofrecía a cientos de profesores españoles hace unas semanas) e incluso Asia.

Pero claro, no todos ellos tienen asegurado el éxito. Salir de España y encontrar trabajo en el extranjero no supone haber conseguido ya nuestro sueño. En absoluto. La situación laboral en otros países no es tan boyante como nos la pintan. Sin ir más lejos, once mil de los 21.000 jóvenes que emigraron a Alemania el pasado año tuvieron que regresar a consecuencia del idioma y la escasez de puestos de trabajo.

No es oro todo lo que reluce ahí afuera, claro está, pero al menos parece que con la mirada puesta más allá de nuestras fronteras hay quien ve las cosas con unas perspectivas más halagüeñas, ¿verdad?

 

 

 

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