A pesar de los nerviosismo que se ha apoderado últimamente del mercado, los inversores han demostrado que confían en la deuda española. Ayer lo hicieron en la subasta de letras, con una alta demanda y siendo menos exigentes que en diciembre, cuando Irlanda protagonizó la última gran tormenta de la crisis soberana.
España dio ayer una de las grandes sorpresas del día. En pleno ataque de nervios de los inversores, el Tesoro consiguió su objetivo de colocar 4.500 millones de euros en letras, aunque el mercado le pidió más intereses que en subastas anteriores.
En concreto, pagó un interés del 3,7% (lo que, en la jerga del mercado se denomina rentabilidad) por adjudicar las letras a 12 meses y del 3,9% por las de 18 meses, los más altos desde 2008. Sin embargo, y aunque pueda parecer lo contrario, los expertos están convencidos de que la subasta fue todo un éxito.