Féretro, tanatorio, nicho… Muchos son los gastos que genera la muerte, un negocio al que, por razones obvias, no le faltan clientes y que mueve cantidades considerables: un entierro básico no suele bajar, de media, de los 3.500 euros.
‘Pasar a mejor vida’, ‘el tránsito inevitable’, ‘irse al otro barrio’… Muchas son las expresiones -en general eufemísticas- para un suceso que, antes o después, a todo ser humano le ocurrirá. Cuestiones vitales, espirituales o trascendentales aparte, es precisamente el carácter inevitable de la muerte lo que la convierte en un negocio redondo. Así de crudo: a todo el mundo tiene que sobrevenirle, ergo, cualquiera es un cliente potencial.
Puede ser un fallecimiento natural o por causa de un accidente, el caso es que nunca está de más saber cuánto cuesta morirse en España.
El coste de morirse en España
Morir no resulta precisamente barato. Si sumamos los costes del velatorio, el ataúd, el sepelio o la incineración, además de flores, coche, esquelas, entre otros productos o servicios, el precio puede dispararse. De media, un entierro sencillo supera los 3.500 euros (cabe recordar que entre 2003 y 2013 los precios subieron más de un 50%), pero hay grandes diferencias entre unos y otros presupuestos. «Lo malo es que es difícil tener de antemano información que ayude a elegir, ya que es un sector poco transparente y con poca competencia», explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
En esos 3.500 euros de promedio se incluyen los gastos de las empresas funerarias, que se ocupan de servicios como el féretro, la preparación del cuerpo, el coche fúnebre o las flores, aunque también habrá que hacer frente al dispendio de esquelas, recordatorios o coches de acompañantes, que son costumbre en determinadas zonas o ciudades.
¿Cuánto cuesta el tanatorio?
Uno de los desembolsos más habituales -aunque en ciertos territorios se conserva la costumbre de velar el cuerpo en casa- el alquiler del tanatorio por 24 horas (lo usual es que sean hasta 36 horas) cuesta algo más de 500 euros.
¿Cuánto cuesta el féretro?
De los costes del servicio funerario, al féretro, al arca o al ataúd -lo elegido en cada caso- le corresponde el mayor gasto: un modelo común, sin lujos especiales, cuesta entre 600 y 2.600 euros, pero la media ronda unos 1.200 euros, según datos de la OCU.
¿Cuánto cuesta un nicho?
El alquiler de un nicho varia mucho: entre menos de 100 y hasta 1.500 euros por cinco años. Tanto este gasto como el tanatorio deben pagarse aparte, al igual que la lápida. En los tres casos puede haber tasas municipales que habrá que abonar en función de la localidad en que se entierre al difunto. A ellos hay que unir el desembolso por las flores, que también presentan una horquilla amplia, pero una corona mediana supera los 100 euros.
¿Cuánto cuesta una incineración?
«La cremación apenas es algo más económica: los precios de este servicio también varían mucho según la ciudad y suelen tener relación con el coste de su alternativa, la inhumación», explican desde la OCU. De media, 657 euros.
«La liberalización del sector de las funerarias, con la supresión de los monopolios municipales, arrancó hace más de veinte años, en 1996. Desde entonces -recuerdan desde la OCU- en muchos lugares junto a los servicios funerarios municipales se han ido instalando nuevas empresas privadas, pero no en todos los sitios es así. Sin embargo, en las ciudades donde hay más competencia los precios del servicio son también más ajustados», añaden.
Barcelona y Tarragona, las más caras
Así, en Cuenca, Tenerife o Las Palmas un entierro cuesta la mitad que en Vigo o Ciudad Real y mucho menos que en Tarragona y Barcelona, que son las ciudades con precios más disparados.
Ahorro de 900 euros según la funeraria
En algunas urbes hay grandes diferencias de precio, tantas, que es posible un ahorro de más de 2.000 euros en Alicante, Madrid o Valencia, pero en general, las diferencias existen en todas las ciudades. Así, el ahorro medio entre las funerarias más caras y las más baratas de una ciudad asciende a 900 euros.
El seguro de decesos
Con un seguro de decesos, el fallecido se asegura de que los gastos de los servicios funerarios quedan cubiertos (aunque algunas compañías sólo se hacen cargo de un porcentaje).
«Más de la mitad de los españoles contratan este tipo de seguros, más pensando en la tranquilidad que da no tener que ocuparse de esos asuntos en el momento en que sucede el fallecimiento de un ser querido. Los familiares de los fallecidos valoran bien este tipo de seguro, precisamente porque resulta muy cómodo. Sin embargo, con la calculadora en la mano, este tipo de pólizas no son recomendables para los consumidores, pues el valor acumulado de las primas pagadas muchas veces supera el coste real del sepelio», subrayan desde la citada organización.
Echando cuentas, valorando el precio de este seguro y la esperanza de vida, normalmente pagarás en primas más dinero del que han asegurado. Incluso con una compañía barata, si contratas el seguro a los 65 años y fallece a los 85 años, habrás pagado 3.473 euros más que el capital asegurado.
Dejar las cosas claras de antemano
«Que el fallecido no haya dejado claro qué hacer con sus restos puede suponer un serio problema para los familiares: desde OCU aconsejamos que se informe al entorno más cercano de las preferencias, o mejor aún, dejar un documento de instrucciones previas en el que se indiquen sus deseos», concluyen desde la citada entidad.
Perfil del contratante en un seguro de decesos
Otro informe, en este caso de Mapfre, sitúa el coste total de un fallecimiento en unos 3.600 euros, cifra muy similar a la aportada por la OCU. Desde esa compañía de seguros dibujan un perfil de los clientes que contratan una póliza de decesos como personas adultas (de entre 30 y 45 años), que incluyen en la misma póliza a toda la familia, que la pagan anualmente y que son muy fieles a su empresa aseguradora.