La economía es el centro sobre el que gravitan las decisiones políticas. La crisis ha desplazado las prioridades y cuando hablamos de política, sanidad y educación realmente lo hacemos sobre economía. Como es la economía la que manda será la que determine el orden mundial.
La prioridad de los dirigentes mundiales es sacar a sus países de la crisis económica. Por ello ponen todas sus armas al servicio de este fin. Nuestros políticos se parecen cada vez más a empresarios ávidos de sacar un beneficio y en tiempos de crisis reducir las pérdidas (déficit) de sus empresas (países). Lograr viabilidad y una posterior rentabilidad. Bueno o malo, no lo sé, lo cierto es que la economía también es la que guía nuestros días.
Relaciones comerciales, emisión de deuda, rescate del sector financiero y políticas de austeridad que saquen al país del atolladero en el que se encuentra. Los Ministros de Economía y Hacienda como cabezas visibles de un ejecutivo en el que los demás departamentos quedan relegados a las partidas presupuestarias que estos dos puedan destinarles.
La economía y el nuevo orden mundial
La economía configura el orden mundial y el de los distintos factores que operan en el mismo. Sin duda, a la salida de esta crisis podremos apreciar esos cambios determinantes. Serán las economías emergentes los que tomen las riendas y las empresas europeas y americanas las encargadas de seguir el rumbo y no los dirigentes de sus Estados.
Es una guerra fría a la económica entre la que se debate la vieja Europa y Estados Unidos, frente al emerger de las nuevas economías. China, India o Brasil.
En esta nueva ecuación, las economías emergentes son los nuevos emprendedores de éxito y las viejas economías las que necesitan reciclarse y expandir sus horizontes mercantilistas.
Estados Unidos ha comenzado a sanear sus finanzas para lanzarse a la conquista de los nuevos mercados. La diplomacia política da paso a la económica. El negocio se hace con las empresas y no con los dirigentes plegados a las mismas. Son estas últimas las que tiene la última palabra. De ahí que el propio Obama afirmará que la economía debía pasar a ser el corazón de la política exterior. Una conquista de empresas estadounidenses a la caza de asentarse en otros mercados o países.
Los retos de España
España pierde peso gradual en esta toma de papeles pues su economía está en recesión y en estos momentos su lucha es sobrevivir y no el crecimiento. Si las cuentas de España no son saneadas difícilmente podrá invertir en investigación, desarrollo y ampliar su influencia, no política, sino económica.
La Marca España está de capa caída. Por ello los retos económicos que deberá afrontar en los próximos años pasan por:
Apoyar la internacionalización, especialmente de las pymes que representan el 99% del tejido empresarial español.
Sanear su contabilidad. Reducción de déficit y aumento de ingresos y no sólo vía impositiva.
Dialogo con las empresas del Ibex-35
Tomar conciencia del desplazamiento de los centros de poder para reforzar sus negocios e influencias en las economías emergentes.
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