El día 30 de noviembre de 2012 acabo el plazo de “aministía fiscal”. La medida nació con una gran polémica y mayor incertidumbre. Polémica pues hasta que punto con esta medida se está encubriendo a los defraudadores a Hacienda, acaso no premia a los que han ocultado rentas o ingresos que no han tributado, desde mi punto de vista penaliza y sobre todo desmoraliza a las personas que están al día de sus obligaciones ofreciendo un perdón vergonzoso. Incertidumbre pues el intento para aflorar capital nacía viciada de antemano, eran mucho las dudas que planteaba, quizá la mayor de ellas era que la declaración tributaria especial de estas cantidades no con llevaba la prescripción por sí misma de las responsabilidades que se derivasen del afloramiento de las referidas cantidades.
Desvíos del 50% en las previsiones de Montoro
La incertidumbre hacía vislumbrar un posible fracaso. La semana anterior el Ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, compareció ante la Comisión de Hacienda para dar cifras sobre la misma. Se han presentado 31.529 declaraciones de personas físicas y jurídicas. El patrimonio aflorado es de 40.000 millones, siendo la recaudación de 1.193 millones. Cuando hablo de fracaso solo tienen que comparar cifras, frente a estos 1.193 millones el Ejecutivo manejaba unas previsiones de 2.500 millones, es decir el desvío entre una y otra cifra alcanza la friolera de más del 50 por ciento.
Además de este hecho, convendrán significativo, Hacienda esperaba recaudar un 10 por ciento del patrimonio regularizado, en realidad el porcentaje ha sido mucho más modesto, tan solo se ha alcanzado un 3 por ciento del dinero regularizado. Comprenderán porque en el título lo calificaba de fracaso, tanto lo recaudado como el ingreso a las arcas públicas generado ha sido muy diferente al que se nos vendió o se nos presentó en su momento.
El dinero se queda fuera de España
Pero es que, a más abundamiento, este dinero, en contra de lo manifestado por el titular de Hacienda, no tiene porqué revertir o incorporarse a la economía nacional. La obligación es que las cantidades en efectivo debían ser depositadas en una cuenta corriente, nunca apareció o se ligó a que se efectuase en domicilio español. Es decir si alguien lo tenía en Suiza, puede continuar en Suiza. Sigo preguntándome una y otra vez el sentido de esta actuación, no logro entender el para qué, las cifras ofrecidas refuerzan mi visión.
Ya he manifestado la necesidad de acometer una “limpia” de la economía sumergida. España tiene entre 10-15 puntos porcentuales más que los países de Europa en cuanto a fraude fiscal, son datos del sindicato de inspectores de Hacienda, GESTHA. La lucha contra la economía sumergida debe ser total, máxime en una situación de grave crisis de ingresos por parte de las arcas públicas, pero a su vez supondrá una clara regeneración moral y ética para una sociedad totalmente necesitada de la misma. Se deben reforzar los medios y personal de inspección, más medios supone mayor garantía de éxito, se deben poner menores cortapisas a las investigaciones. Es necesario una lucha sin cuartel contra la economía sumergida.
Miguel A. Bernal / Previsiónsocial.net
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