¿Estamos frente a una nueva burbuja financiera? Eso parecería indicar una serie de artículos e informes emitidos por organismos internacionales de la talla del FMI, el BIS y el Financial Stability Board (grupo de trabajo dependiente del G-20). Según podemos leer en estos informes, el mercado de los ETFs podría ser la próxima burbuja a estallar si no se toman las medidas correctivas pertinentes.
Como sucede siempre, el crecimiento explosivo de los fondos cotizados podría jugarle una mala pasada a sus inversores. Justamente, los riesgos provienen de su crecimiento exponencial desmedido, a un ritmo del 40% anual en los últimos 10 años.
Según el BIS, la evolución de los ETF se puede comparar con la de las titulizaciones antes de la crisis subprime. Esta fórmula tiene muchas ventajas aparentes pero, para atender a una demanda creciente y ofrecer mayores rentabilidades, gana en complejidad y riesgo. De esta forma, pasamos de un instrumento financiero sumamente sencillo como lo son los ETFs sobre índices específicos, a productos mucho más complejos que invierten en derivados, opciones u otras cestas de activos riesgosos.
Estos ETFs, los denominados ETFs sintéticos, son los de mayor riesgo y los que están más expuestos a cualquier problema no deseado (léase, mercados a la baja). En estos casos, el fondo ha invertido en activos ilíquidos, y por ende, no soportará una venta masiva de acciones en un periodo de inestabilidad de mercado.
Según el periodico online cincodías.com, los ETF sintéticos son ya el 45% del mercado de ETF, lo que expone -y mucho- a los inversores a una venta masiva en el caso de una gran inestabilidad del mercado. Otro punto a tener en cuenta es la poca moral de los bancos y administradoras de fondos.
Resulta que el banco que vende el derivado que hace funcionar el ETF sintético es el mismo que gestiona el ETF, por lo que la selección de los activos en los que invierte queda a elección de la entidad. Y adivine que producto escogerá la entidad para su dinero… Aquí estamos frente a un gran conflicto de intereses que limita la transparencia de esta inversión.
En definitiva. Nuevamente un instrumento financiero se “pasa de rosca” y, con el objetivo de ganar más y más dinero, incurre en riesgos innecesarios y peligrosos. Tal cual sucedio con las hipotecas subprime.