La educación no es un derecho negociable

Resulta difícil últimamente abstraerse de la realidad política y social de nuestro país. Medios de comunicación audiovisuales, prensa escrita y redes sociales se hacen eco constantemente de la enfermiza verborrea y desvaríos mentales de nuestros acomodados, vagos y pedigüeños dirigentes. Pero ahí no queda la cosa ya que, en los últimos días, una pequeña corriente de marejadilla “liberal” en forma de blogueros economistas se han puesto a difundir ideas sobre la conveniencia de privatizar la educación superior en España.

Aunque supongo que entre los lectores de este blog habrá opiniones para todos los gustos acerca de este tema, voy a dar mi opinión personal, aun cuando sé de buena tinta que no son estos temas los que andas buscando cuando paseas por las letras de esta sencilla bitácora.

 

La educación debe ser, en primera instancia, no la herramienta para formar trabajadores y empleados laborales, sino el arma clave de la sociedad para formar ciudadanos. Crear brillantes científicos y humanistas, y no obtusos y limitados especialistas. La especialización vendría después, cuando una vez graduado en “saber” de las ciencias y/o las humanidades, el estudiante sienta la atracción de una rama concreta del conocimiento, que le lleve a un afinamiento de su saber aprehendido.

Y cuanto más repartido esté el saber en una sociedad, más posibilidades de bienestar real tiene. Es por ello que la educación superior debe poder llegar a todos los ciudadanos, haciendo también bueno el valor ético de la igualdad de oportunidades.

No sé si sabes cómo murió Sócrates. Sabía tanto, aunque famoso es su reconocimiento de “no saber nada”, que dejaba en evidencia a políticos y acomodados. Hasta que se cansaron de su sabiduría y lo condenaron a beber un líquido envenenado. Privatizar la educación es negar a los pequeños Sócrates de hoy en día a no adquirir la formación a la que tienen derecho, haciendo que sólo accedan a tales niveles de estudio los jóvenes ciudadanos pertenecientes a las familias más pudientes. Un insulto a la ética. Una vergüenza para la sociedad.

Emmanuel Mounier (1905-1950) era un filósofo francés y no un rojeras precisamente. Fue promotor del personalismo cristiano e influenciado por Descartes. Estaba en contra del comunismo desperzonalizador, pero también de lo que él llamaba capitalismo degradante, y dejó destellos en su legado que nos vienen muy bien para rebatir políticas e ideas de hoy. Atacó a aquellos “liberales” que defendían disimuladamente la propiedad privada cada vez en manos de menos personas y los definió como “lobos libres en un gallinero libre”.

¿Te imaginas a las pobres gallinas? “Hola gallinas, soy un lobo y vengo a dormir con vosotras, pero no os preocupéis porque soy liberal”. Supongo que al final te puedes imaginar dónde terminan las gallinas. Tan sólo hace falta que al lobo, liberal él, le entre un poco de hambre.

No podemos ver al hombre como una máquina de producir y consumir. ¿Con qué sentido? ¿Dónde pretendemos llegar en un mundo liderado por esas ideas? Más allá del fascismo, del comunismo o de cualquier otra forma de llevar al ser humano por un camino de radical pensamiento, la realización personal nos exige un compromiso solidario con los demás, y a nuestros dirigentes, el compromiso político de la igualdad de oportunidades en la educación de todos los ciudadanos de este país.

Articulo realizado por el Inversor Inteligente

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