La euforia de los mercados y el dardo envenenado de Draghi

Si juzgamos por el comportamiento de los mercados, la comparecencia del presidente del Banco Central Europeo ha sido todo un éxito. El Ibex 35 ha cerrado con una subida de casi el 5%,la más potente desde el 3 de agosto, y la prima de riesgo ha bajado hasta los 447 puntos, su nivel más bajo desde el pasado junio.

Sin duda la idea de que el BCE compre bonos se pinta, al menos desde España, como fórmula ideal para ahuyentar a los especuladores que apostaban a la baja contra la deuda del país y que hacían subir los tipos de interés de la misma hasta límites fuera de toda coherencia macroeconómica. Y eso ha dicho que hará. Comprará bonos, con vencimientos de entre uno y tres años, sin límite de cantidad. Y para evitar que la inflación se dispare (algo que no contemplan sus estadísticas) retirará ese misma cantidad del sistemas como venía haciendo hasta ahora. Por si fuera poco renuncia a su condición de acreedor privilegiado, es decir que en caso de quiebra del país se pondrá a la cola para asumir pérdidas como todos los demás propietarios de bonos.

Eso sí, para hacerlo se ha inventado las enésimas siglas de esta crisis. OMT (outright Monetary Transactions), con exigencias que van desde la obligación de los países de solicitar formalmente el rescate, hasta una nueva política de trasparencia.

En una primera lectura, Juan Ignacio Sanz, profesor de Banca y Mercado de Valores de ESADE, considera que la medida afectará de forma positiva a nuestra economía desde tres puntos de vista:

1.- Se podrá avanzar en la unión monetaria y bancaria

2.- Contribuirá en la consecución de los niveles de déficit

3.- El dinero que no se destine a pagar intereses de la deuda se podrá orientar hacia el crecimiento y la recuperación económica de nuestro país”. Aunque en este tercer punto especifica: “en este sentido fundamental  la capacidad de gestión del Gobierno Español”.

Y precisamente es ahí donde las palabras de hoy de Draghi generan más dudas. En concreto, una frase que puede tornarse maldita en un futuro y es esa en la que dice que «el BCE sólo actuará si la condicionalidad se respeta plenamente» y lo que es peor dejará de hacerlo en cuanto se desvíe, «pudiendo vender el resto de bonos de deuda que ya atesora». En otras palabras, la capacidad de España para desviarse de las directrices y la condicionalidad que le exija Europa tras solicitar el rescate será nula.  Ya que tendrá sobre su cabeza el yugo de que en cualquier momento el BCE de la orden de venta de millones de euros de sus bonos multiplicando de un momento a otro el precio de la deuda.

Otra de las novedades anunciadas hoy, la de la transparencia, tampoco beneficia en nada al Gobierno, todo lo contrario. Hasta ahora el BCE informaba de las cantidades totales compradas el mercado de bonos sin identificar a los países. Por supuesto, la rumorología hacía su labor y más o menos los operadores de  mercado intuían dónde había ido el dinero. Ahora no será así. El BCE va a identificar con nombres y apellidos a los destinatarios de su política. Es decir que sacará cada mes los colores a aquellos que no lo estén haciendo bien con lo que la presión aumentará.

Sin duda estás decisiones no son gratuitas. A lo largo de su intervención, Draghi ha insistido en más de una ocasión en que parte de la escalada de la prima de riesgo se debe a las dudas excesivas de los mercados, pero también «a las políticas erróneas aplicadas por esos países». Así que, el italiano ha tomado nota de las exigencias de Angela Merkel y a pesar de desobecerla en cuanto la compra de deuda, ha aplicado un fuerte correctivo.

Ahora hace falta ver, hasta donde afectará el mismo a la vida cotidiana de los españoles. No hay que ser muy optimistas en este punto, no hace falta más que mirar a Grecia o Portugal.

Y por si esto no fuera suficiente, esta misma tarde varios analistas, entre ellos Dean Popplewell, de Oanda, expresaban sus dudas ante la eficiencia de la política de  Draghi a largo plazo. «La conferencia de Draghi va a ser un catalizador de los mercados a corto plazo, pero no soluciona los verdaderos problemas de Europa y del euro», aseguraba en su artículo de Seeking alpha.

Es decir, que todo apunta que estamos ante un nuevo parche,  sólo que este nos le van a colocar a los españoles con clavos de los más largos.

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