Quabit ha puesto a prueba la capacidad de convicción de los españolitos de a pie. El pasado 15 de septiembre, puso en marcha una original campaña comercial, dirigida a convertir en vendedor de vivienda a cualquier ciudadano. Y la respuesta es, de momento, espectacular.
Un total de 507 personas se han apuntado ya a la lista de Quabit, de las que 76 son empleados de la compañía. Todas tienen el mismo objetivo: convencer a un familiar, a un amigo o a un conocido para comprar una vivienda de la inmobiliaria. A cambio, se embolsarán 2.000 euros.
El reto es difícil, debido a la agónica situación que vive el mercado inmobiliario, aunque la iniciativa de Quabit -grupo nacido de la fusión de la antigua Astroc con Rayet Inmobiliaria- ha conseguido dar sus primeros frutos: la venta de cuatro viviendas.
Este batallón civil de vendedores con el que la inmobiliaria quiere alcanzar la mayor red comercial del sector, ha conseguido que otras 138 personas hayan solicitado a la empresa presidida por Félix Abánades información sobre sus promociones.
Como sus competidores, el principal objetivo de Quabit es dar salida a la mayor parte posible de su stock de vivienda antes de que termine el año.
A partir del 1 de enero de 2011, las rentas con una base imponible superior a 24.000 euros (lo que supone unos ingresos aproximados de 30.000 euros al año) ya no podrán desgravarse en su declaración de la renta las cantidades que pagan para comprar su primera vivienda.
En estos momentos, el stock de la compañía alcanza los 1.000 pisos terminados. Para dotar de mayor atractivo a su estrategia de márketing, Quabit también regala al comprador el equipamiento de su nuevo piso por un importe equivalente al 0,5% del precio de la vivienda.
Contra la opinión de un buen número de expertos, Félix Abádanes considera que el actual es un momento “estupendo para comprar una casa”, hasta el punto de que en la presentación de su campaña comercial aseguró también que los precios se están vendiendo “al menor precio posible” y que “ya no hay más posibilidades de rebajas”.
Toda una arenga que, sumada a sus agresivas estrategas comerciales, el empresario está utilizando para intentar convencer a los ciudadanos que adquieran una vivienda en los tiempos de sequía inmobiliaria actual.