Cuando los analistas avisaban, hace un par de años, que el sistema monetario estaba en plena transformación debido al impacto de las criptomonedas, no estaban haciendo futurología, sino aclarando un panorama que era real. En este contexto debemos incluir el euro digital.
Esta misma semana el Banco Central Europeo ha avisado de sus intenciones, después de la consulta realizada en 2020, el euro digital será una realidad a partir de 2026.
Pero qué es el Euro digital
Se trata de un proyecto impulsado tanto por la Comisión Europea como por el propio BCE. Este proyecto pretende crear activo que sirva como herramienta de pago dentro del entorno de la digitalización, pero, con la universalidad y respaldo que posee el euro, al menos en el ámbito europeo.
Queda claro que no se trata de un proyecto sustitutivo. Se trata de enmarcar un impulso digital al desarrollo del euro, generando un modelo de pago complementario. En ningún caso se trata de una sustitución, y el dinero fiduciario, en este caso el euro, se seguirá imprimiendo y poniendo en circulación.
Obviamente, al tratarse de un proyecto nuevo, aún quedan incógnitas por resolver, incluso después del anuncio de la fecha de lanzamiento. Sin embargo, hay algunas cosas que ya vamos conociendo.
En primer lugar, no podemos hablar de una criptomoneda como tal. Es decir, el euro digital a pesar de ser un activo digital, no será una criptomoneda al uso ya que, es un complemento digital a una moneda fiduciaria que, además cuenta con el respaldo de la autoridad bancaria central europea. Por tanto, es dinero respaldado por la principal institución financiera de la unión europea.
Otra cuestión relevante, que, si conocemos, es que este proyecto se asocia y enmarca dentro de la búsqueda de un modelo competitivo en el marco de un sistema monetario cambiante. Por tanto, si, busca competir con los métodos alternativos de pago. Es decir, no compite tanto en el mercado de criptomoneda, aún poco asentado como un método de pago, como si lo hace con métodos alternativos como los pagos por móvil, las tarjetas sin contacto, etc.
Obviamente, subyace la importancia que las criptomonedas están tomando como método de pago, es innegable que, a pesar de aún tener un impacto menor dentro de los diferentes modelos de pago existentes, cada vez más personas para con criptomoneda. En este sentido, un activo digital respaldado por un activo fiduciario que a su vez es emitido por una institución como el BCE impulsado por el principal órgano de gestión de la Unión Europea, cobra sentido.
¿Hacia el fin del dinero fiduciario?
La respuesta es sencilla: no. Ni en los peores escenarios de los defensores más optimistas del mercado de criptomonedas y de la evolución del sistema monetario, se cuenta con una desaparición de dinero fiduciario ni a corto ni a medio ni a largo plazo. El dinero emitido y respaldado por los estados, y por las autoridades bancarias centrales va a seguir teniendo un peso fundamental dentro de los sistemas monetarios y económicos.
Otra cuestión diferente es hacia dónde va a evolucionar el dinero fiduciario y sus complementos, y ahí, la experiencia del euro digital puede resultar muy interesante, además de pionera por volumen, población alcanzada impacto que pueden llegar a lograr.