Cómo funciona una compra colectiva
La gran ventaja que este concepto posee es su tremenda versatilidad. El funcionamiento de una compra colectiva es tan simple como la reunión de un grupo de personas con un mismo objetivo de compra, que se presentan a los diferentes expendedores de dicho objetivo de compra como colectivo y le ofrecen una compra en común.
La potencia del mensaje de es evidente, quien deseaba vender se va a encontrar con un volumen de cliente añadido al que ya tenga, pero además, y en la medida que su propuesta sea sostenida, un aumento en el tiempo de ese volumen de clientes, lo cual en los tiempos que corren no es ninguna tontería. Es decir, el colectivo que desea realizar la compra busca el mejor de los precios entre las ofertas que los diferentes proveedores les puedan hacer, mientras, los proveedores deben valorar el interés que les genera ese grupo en concreto de personas para realizar una propuesta de descuentos concreta y única.
El potencial como podemos entender es enorme. No necesitamos realmente nada para plantearnos una compra colectiva más que encontrar un grupo de personas que tienen los mismos deseos que nosotros. Pongamos un ejemplo; supongamos que en nuestra ciudad de residencia somos un centenar aquellos que deseamos adquirir un nuevo vehículo, si este centenar de personas es capaz de coordinarse entre sí y presentarse a los concesionarios como unidad, es decir como un grupo que va a comprar 100 vehículos, va a obtener lógicamente un mejor precio que desde el punto de vista individual, pero, si además, esto lo trasladamos a una comparativa de precios o subasta sobre la mejor propuesta de descuentos en el conjunto de concesionarios, probablemente el volumen de ahorro sea mucho mayor al final.
Las experiencias
No se pueden valorar con mucha profundidad las pequeñas experiencias de compras colectivas que se vienen dando desde hace mucho tiempo en Europa, son iniciativas de baja intensidad que se producen en entornos muy concretos, pero que, obviamente, por la proliferación y el sostenimiento en el tiempo que este modelo de compra colectiva muestra, obtienen un volumen de éxito importante.
Sin embargo si podemos valorar iniciativas relacionadas con cuestiones colectivas en las que un pequeño grupo apenas tendría fuerza, y, la reunión de muchas personas sí puede generar este potencial. Nos referimos por ejemplo a precios como la electricidad, la vivienda, etc.
La propuesta de subastas colectivas para obtener mejores precios de los proveedores en las energías es algo plenamente desarrollado en Europa y que en el caso de nuestro país, por ejemplo, ha tenido su reflejo en el reciente lanzamiento de quieropagarmenosluz que estas alturas supera ya a los 140.000 usuarios registrados que quieren participar en una subasta colectiva para precios de energía propuesta a las operadoras, mediante la cual obtener una mejor tarifa para su factura de la luz. Recordamos que esta es una iniciativa gratuita,y que una vez emitidas las ofertas por parte de las operadoras el usuario podrá aceptarlas o no, no es vinculante.
Por último vamos a repasar las experiencias de compras colectivas en nuestro país, y, no menos importante, a diferenciar aquellas propuestas que pueden parecer compras colectivas pero no lo son.
Ahora habría que averiguar si esos préstamos entre particulares también tienen un 12% de morosidad, o a saber si el porcentaje es incluso mayor, porque sinvergüenzas hay en todas partes.
Yo no me fío ni de mi sombra, mucho menos del vecino. Utopías comunistas no, gracias.