Al terminar los estudios universitarios los jóvenes se enfrentan a la “realidad del mundo laboral”. Dependiendo del pregrado que hayan cursado y del campo profesional en el que deseen desempeñarse, se encuentran con diferentes niveles salariales, unos mejor remunerados que otros, pero en definitiva bajos por la falta de experiencia y fijos mes a mes.
A este panorama general a nivel mundial, se suma el índice de paro juvenil en España, que a pesar de tener una baja en el segundo trimestre de 2015 se reportó en un 49.21 por ciento. Evaluando este escenario, los jóvenes han empezado a ver en el emprendimiento una salida que no sólo representa una solución sino un estilo de vida.
A continuación mencionamos 5 razones por las que los jóvenes de hoy prefieren arriesgarse en el emprendimiento a estar en una zona de confort laboral:
Si No Hay Trabajo Yo Me Daré Uno
Como se mencionó anteriormente el desempleo juvenil es un factor fundamental en este tema. Este se ha convertido en un círculo vicioso para los recién egresados de pregrado, quienes en la mayoría de casos no cuentan con experiencia laboral alguna.
El círculo vicioso al que se hace referencia va así: “Voy a conseguir un trabajo”, “No me dieron la vacante porque no tengo experiencia”, “No tengo experiencia porque no consigo trabajo”, “Voy a conseguir un trabajo”… En este punto los jóvenes deciden convertirse en sus propios empleadores, no están dispuestos a quedarse de manos cruzadas viendo como se les pasa la vida siendo rechazados y, además, se convierten en fuente de empleo para otros.
Tienen Energía de Sobra y Entusiasmo por Innovar
Una vez terminan la universidad ellos tienen una mente fresca, no están sesgados, no están cansados de ser empleados y, lo más importante, quieren poner en práctica los conocimientos adquiridos en la academia mezclándolos con su visión y sus pasiones.
Así, un joven que acaba de obtener su título en Ingeniería y Producción Musical, lleva su proyecto de grado del papel a la vida real (un sello discográfico enfocado en la industria de los video juegos), moviendo sus contactos y apoyándose en sus profesores de la academia en menos de un año es su propio jefe, el jefe de esa idea innovadora que ahora es su empresa y la cual hará crecer a toda costa, pues es suya.
Ellos Saben Que el Capital No Es un Problema
Los jóvenes saben que la creencia que “una empresa necesita un capital millonario para empezar”, es un mito. Ellos se valen de los recursos que la tecnología les da (Google for Entrepreneurs, redes sociales, blogs, aplicaciones libres o de pago, entre otros) para hacer sus procesos internos, promocionarse, disminuir costos, hacer contactos… Y una vez sus empresas alcanzan cierto reconocimiento, en ese momento, vendrán los inversionistas, cazatalentos o compradores a por sus modelos de negocios.
No Quieren Tope en Sus Ingresos
Una vez que descubren que sus ingresos como independientes no son fijos y que su aumento es directamente proporcional a la cantidad de productos vendidos o negocios generados, entienden que pueden generar tanto dinero como quieran. En ese momento, empiezan a trabajar más, a generar nuevas líneas de negocios, a crear nuevas empresas, a invertir en otros emprendimientos o en acciones… Finalmente, todo lo que ganan es para ellos y de ellos depende multiplicarlo.
La filosofía de trabajar duro sin descanso para luego descansar sin trabajar. Sí será duro al principio, habrán meses con mayores ganancias que otros pero todo lo recompensa el saber que esos ingresos son para ellos y no para algún empleador.
La Libertad de Ser Su Propio Jefe
Por último pero no menos importante, los temas personales. Los empleados se quejan de forma constante sobre aspectos que disminuyen su calidad de vida: “no tengo tiempo para ver a mi familia y menos a mis amigos”, “el horario de mi trabajo no me permite hacer nada”, “no puedo salir a vacaciones cuando quiero”, “no puedo manejar mi propio horario”, entre otros.
Los jóvenes emprendedores son libres, manejan su tiempo según sus necesidades y mantienen una buena calidad de vida, lo cual implica: trabajar desde cualquier lugar, dedicarle el tiempo justo y necesario a una actividad, no perder tiempo desplazándose hasta una oficina, no calentar la silla para complacer a un jefe, salir de viaje cuando quieran…
¡Esas son las ventajas de ser su propio jefe!