Las pensiones son un aspecto crucial de la seguridad financiera en la jubilación. Se clasifican principalmente en dos tipos: contributivas y no contributivas. Este artículo detalla cada uno de estos tipos, explorando sus características, ventajas, desventajas, y su impacto en los beneficiarios.
En qué consisten y cómo funcionan este tipo de pensiones
Las pensiones contributivas se otorgan a individuos que han contribuido a un sistema de seguridad social a través de su actividad laboral. El monto de la pensión depende generalmente de la duración del período laboral y del salario percibido. Estas pensiones están diseñadas para reflejar la historia laboral y las contribuciones realizadas por el individuo.
La principal ventaja de las pensiones contributivas es que proporcionan un ingreso de jubilación que refleja el historial de empleo y salario del individuo. Sin embargo, pueden ser insuficientes para aquellos con un historial laboral limitado o intermitente, dejando a algunos jubilados con recursos insuficientes.
En EE.UU., el sistema de la Seguridad Social proporciona pensiones contributivas basadas en los ingresos de trabajo de una persona. En España, el sistema de Seguridad Social también ofrece pensiones contributivas, con requisitos similares.
Las pensiones no contributivas se otorgan a individuos que no cumplen con los requisitos para recibir una pensión contributiva, típicamente debido a un historial laboral insuficiente. Estas pensiones están destinadas a garantizar un ingreso mínimo para los ancianos o personas con discapacidad, independientemente de su historial laboral.
Estas pensiones ofrecen un nivel básico de seguridad financiera para aquellos que de otro modo no tendrían acceso a una pensión. Sin embargo, suelen ser de menor cuantía en comparación con las pensiones contributivas y pueden no ser suficientes para cubrir todas las necesidades de los beneficiarios. Algunos países, especialmente aquellos con sistemas[…]Leer noticia completa en la fuente original