Recurrir a financiación familiar, a un alquiler con opción a compra, a un pago aplazado con condición resolutoria o abonar el inmueble a tocateja, cuatro opciones para adquirir una vivienda sin recurrir al préstamo hipotecario de toda la vida.
Comprar una casa. Una operación que muchos no pueden permitirse -con lo que suelen recurrir al alquiler o viven en propiedad- y a la que otras personas sí pueden hacer frente. Eso sí, recurriendo a ahorros o a apoyos familiares, entre otras fórmulas, pero sobre todo dando el crucial paso de contratar un préstamo hipotecario. Si estás en esa situación, sabrás perfectamente qué implica, qué ventajas e inconvenientes conllevan estos productos financieros. Así, el banco, por un lado, te adelanta el dinero; pero, por otro, te cobra un interés por ello.
Siendo este país un lugar de un fuerte apego a la compra de vivienda –¿por qué no gusta alquilar en España?-, a diferencia de otros territorios del entorno, es muy probable que te hayas preguntado si es posible adquirir un inmueble sin pagar ese peaje. Pues, a pesar de que no es sencillo ni está al alcance de todo el mundo, puede lograrse. Te contamos cómo comprar una casa sin firmar hipoteca con el banco.
Hipotecarse para comprar una casa
La estadística que mejor prueba que adquirir una casa de esa manera resulta una ardua tarea es la que indica que el 70% de las compraventas se realiza con financiación hipotecaria, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), referidos al pasado mes de octubre. Para que te sitúes, cabe mencionar que el importe medio de esos préstamos se acerca a los 130.000 euros. En ese sentido, puede que te hayas preguntado si, tras la experiencia de la última crisis, vuelven o no a concederse hipotecas por el 100% del valor de la vivienda.
Cómo comprar una vivienda sin pasar por el banco
Pero ¿y si quieres adquirir una casa de otra manera, usando una fórmula alternativa? Pues, básicamente, existen cuatro vías para hacerte con una propiedad sin firmar una hipoteca: abonar el inmueble a tocateja, recurrir a financiación familiar, a través de alquiler con opción a compra o por medio de un pago aplazado con condición resolutoria.
Pagar el inmueble al contado
La primera posibilidad es simplemente una quimera para el común de los mortales. Sin embargo, aunque te parezca extraño, hay un puñado de personas que tienen el bolsillo suficiente como para pagar una casa a tocateja. Por ello la mencionamos. En este campo, además de la simple persona adinerada en la que quizá estás pensando, se encuentran también otras que por distintos motivos se ven en esta tesitura. Por ejemplo, si has recibido una herencia cuantiosa, si llevas años trabajando y has ahorrado lo suficiente como para adquirir una vivienda o si te ha tocado la lotería, por citar tres ejemplos poco frecuentes pero reales.
Si no puedes permitirte ese lujo o no tienes quién esté dispuesto a dárselo por ti, te recomendamos que te fijes más en los tres caminos siguientes para comprar una casa sin firmar hipoteca con el banco.
Financiación familiar
Dicen que el primer recurso del emprendedor que busca financiación se encuentra en su entorno. Son las llamadas ‘tres efes’, más conocidas como Family, Friends and Fools. En castellano, de forma literal, familia, amigos y tontos. Se refiere a la fuente más cercana y accesible que tiene el emprendedor para lograr la financiación que necesita para poner en marcha su negocio.
Pues esa fórmula también es aplicable al ámbito de la vivienda. En distintos grados, además. Puedes, de entrada, acudir a la vía más cómoda: que un pariente, amigo o fool te dé el dinero que te falta. Pero no resulta sencillo tener a alguien cercano que encaje en esas características. Otra opción más razonable es que un pariente o amigo te lo preste y se lo vayas devolviendo sin intereses. Y, en último lugar, la que parece más probable: llegar a un acuerdo con alguien de tu entorno que tenga capital ahorrado para que invierta en tu operación.
Esa alternativa puede tener ventajas para ambas partes. En tu caso, acceder a una financiación en mejores y más flexibles condiciones que las que puede ofrecerte un banco (si es que las consigues de tu familiar o amigo). En el suyo, una inversión con la garantía de la confianza que tenga en ti y una alternativa de rentabilidad que puede ser aceptable. Así, puede ser un préstamo que le devuelvas con intereses o una compra por su parte con un alquiler a largo plazo para ti. En cualquier caso, además de hacerte un favor, gana dinero.
Alquiler con opción a compra
La dificultad para acceder al crédito, así como la actual situación económica, llevan a que algunas personas busquen caminos alternativos de financiación, como ya se ha apuntado líneas arriba. ¿Comprar una vivienda? Claro, muchos estarían encantados, pero la realidad es que no pueden sufragar esa operación. Ahí es donde aparece el alquiler con opción a compra, una salida cada vez más común que permite invertir el dinero destinado a la renta mensual a una posible adquisición posterior.
Esta figura se expresa en un contrato mixto con una parte de alquiler y otra de compraventa, permitiendo al inquilino vivir arrendado durante un cierto tiempo. Finalizado el mismo, tendrá derecho a adquirir el inmueble por un precio previamente acordado. Eso sí, de ese montante se descontarán, total o parcialmente, las rentas del alquiler pagadas hasta el momento. En ese sentido, te contamos dónde es más rentable poner una vivienda en alquiler.
Pago aplazado con condición resolutoria
Finalmente, también cuentas con la opción del pago aplazado con condición resolutoria. Aunque se parece en el modus operandi a la financiación familiar, tiene ciertas particularidades que hace que sea más apropiada para una operación entre desconocidos. De este modo, consiste en un contrato privado -es decir, sin que medie entidad o banco alguno- entre el propietario y el comprador por el cual el primero permite a la otra parte pagar el inmueble a plazos.
De no cumplir el segundo con las condiciones acordadas, la compraventa puede declararse resuelta. Ello supone, por un lado, que el inmueble pasa de nuevo al vendedor y el dinero que ha pagado el comprador le es restituido con un cierto recorte.
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