Ahora que desde la Consejería de Vivienda de Castilla-La Mancha han recomendado omitir la palabra «desahucio» en la información que se envía a las familias que van a echar de su casa toca buscar otra forma de denominar este proceso.
Dado que palabras como «desalojo», «alzamiento» y «Pérdida o privación de su vivienda» también forman parte del listado términos a evitar hemos puesto toda nuestra maquinaria de marketing a trabajar para dar esta nueva expresión más amable, menos dura y, sobre todo, más vendible. El resultado es «abandono involuntario temporal de la vivienda«, una denominación perfecta que no implica ni el uso de la fuerza por parte de las autoridades todo el sufrimiento asociado a un desalojo. Ahora sólo falta que el Ejecutivo nos lea y dedica adoptar la expresión.
No sería ni mucho menos la primera vez que el Gobierno, y aquí no importa ya su color político, utiliza esta técnica básica de marketing para tratar de encubrir la realidad. El Gobierno de Zapatero ya obvió la palabra «crisis» hasta que llegaron los «brotes verdes» y con ellos el final de la misma. Así, asistimos a la crisis más corta de la historia que pasó de no existir a estar prácticamente resulta.
El problema es que la realidad es tozuda como ella sola y suele terminar por aflorar. En este caso, la crisis no se superó ni mucho menos tal y como creían Zapatero y sus ministros. Pero esto no óbice para repetir ‘jugada’ con la la recesión cuando esta hizo su aparición (recordemos que existe una definición técnica para la recesión aceptada en todo el mundo). Así, asistimos a una retahíla de eufemismos como «escenario de crecimiento debilitado», «periodo de serias dificultades» o «debilidad del crecimiento económico» o «crecimiento negativo», esto último con el ministro del PP De Guindos como protagonista.
Y es que por desgracia esta táctica no es exclusiva del PSOE y en el actual Gobierno Soraya Sánez de Santamaría ya ha aludido a un «recargo temporal de solidaridad» para referirse al copago. Entre las perlas del Ejecutivo figuran «el apoyo financiero» recibido por el país en lugar de rescate, las «reformas estructurales» que no dejaban de ser recortes en Educación y sanidad, el «gravamen adicional» para referirse a la subida del IVA o «flexibilizar el mercado laboral»» cuando se hablaba de abaratar el despido.
Incluso el propio desahucio ha tenido su eufemismo o, en este caso, definición técnica como «procedimiento de ejecución hipotecaria«. El problema es que hoy en día todo el mundo tiene claro qué es una ejecución hipotecaria, algo tan feo que es mejor obviar pese a estar a pie de calle y en las noticias día sí, día también. Por eso proponemos el aséptico «Abandono involuntario temporal de la vivienda». ¿Lo comprarán?