La situación de fractura social que produce que miles de familias se vean en la calle con deudas que jamás podrán saldar no es para bromear. Pero me permito la licencia humorística para no llorar. Ya comenté que el Código de Buenas Prácticas que ha anunciado el Gobierno me suena a un Código del Buen Rollo Bancario más que a una propuesta seria para introducir la dación en pago y otros mecanismos de apoyo a las familias con problemas hipotecarios de sus viviendas habituales.
Mis sospechas van más allá de intuir una cortina de humo para que parezca que el Gobierno hace algo pensado en las familias desahuciadas; sospecho que detrás de este CBRB hay una maniobra pactada con la banca para que lo que de todos modos tendrán que hacer y hacen (aceptar la dación en pago de las familias sin recursos ni expectativas de tenerlos), parezca un mérito del Ejecutivo y de los bancos y cajas que amablemente se adhieran al CBRB voluntario. Más incluso, lo que he leído de dar beneficios fiscales a este tipo de “favor”, parece que una forma de sacar partido fiscal a una situación que de todas formas van a asumir.