Ser emprendedores y crear un negocio de la nada resulta complicado, sobre todo si no disponemos de una cantidad considerable de dinero para poder empezar. Con independencia de si ganamos o no dinero, habrá una serie de gastos mensuales a los que tengamos que hacer frente como el salario de los empleados, en caso de haberlos, o nuestro recibo como trabajadores por cuenta propia. En el mejor de los casos tendremos alguna bonificación que nos permita reducir la cuota de autónomos, pero esto no siempre ocurre así.
Además están los diversos permisos que muchos ayuntamientos exigen por abrir un negocio a pie de calle, la obra que conlleva… Pero hay algo en lo que si podemos ahorrar, y es en el alquiler de un local. Si lo pagamos por nuestra cuenta nos tendremos que hacer cargo del seguro, del alquiler íntegro, la luz y el agua, el impuesto de recogida de basuras, etc… Por eso mismo una buena opción es el coworking, que explicado de una manera muy sencilla, es compartir el espacio de trabajo y los gastos con otras personas, así abaratamos costes y nuestro presupuesto mensual será más desahogado.
Apúntate al coworking
Aunque puede parecer muy sencillo hay que tener en cuenta una serie de condiciones antes de lanzarnos al coworking, empezando porque nuestro negocio se pueda adaptar a esta modalidad. Por ejemplo, en un mismo local pueden compartir espacio un fotógrafo y un interiorista, cada uno con su zona delimitada. O en el supuesto de trabajar con el ordenador, ya sea programando, redactando, editando fotografía y vídeo, etc… es posible compartir una oficina que siempre va a ser mucho más barata que un local a pie de calle. Debemos tener especial cuidado a la hora de buscar posibles compañeros, por qué un mal ambiente de trabajo nos puede perjudicar a todos por igual.
Lo ideal es gente afín a nuestro carácter y metodología de trabajo, así evitaremos roces. Además, cuanto más accesoria sea su actividad a la nuestra actividad, mayores sinergias podremos obtener. A la hora de hacer el contrato de alquiler, es recomendable que todos los implicados figuren en el mismo, pero para los suministros como luz, agua, internet… Es suficiente con que uno solo figure.
Como ya hemos precisado, el coworking además puede ayudarnos a crear unas sinergias beneficiosas para todo el grupo. Un ejemplo lo tenemos en un grupo de trabajo donde unos se dedican a redactar artículos y otros a crear páginas web, redes sociales, blogs, etc… de esta forma un mismo cliente puede pasar por ambos profesionales.
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