No solemos detenernos a pensar en las cosas malas. Esto es normal, somos optimistas por naturaleza, pero es evidente que la protección ante las contingencias no sólo es importante, es necesaria. Esta protección es la que nos brindan los seguros.
Cada vez somos más conscientes de la importancia de un buen nivel de aseguramiento en nuestras vidas. Sin embargo, aún, estamos lejos de esos niveles óptimos en los que realmente protegemos todos los diferentes ámbitos de nuestra vida.
En general nos acostumbramos en primer lugar a los seguros obligatorios o a los seguros más evidentes: los seguros de coches y el seguro de hogar. En ambos casos no cuestionamos la importancia de las culturas y la protección que nos brindan. Sin embargo, esto es sólo una pequeña parte de lo que deberíamos considerar respecto a nuestro nivel de aseguramiento.
En primer lugar, si quieres saber si realmente estás protegido ante las posibles contingencias de la vida, debes hacer un análisis realista tanto de tus seguros como de las posibles necesidades derivadas de un suceso no esperado.
Esto resulta especialmente visible en casos extremos, por ejemplo la relación entre el seguro de vida y un fallecimiento. En el caso de un asegurado este podrá haber ayudado a resolver la situación derivada a su familia por ejemplo, no sólo desde el punto de vista de los gastos inmediatos, también desde la pérdida de poder adquisitivo que puede suponer. Seamos honestos, no es este un momento agradable desde el punto de vista sentimental, sin embargo, una mala planificación puede traer a corto y medio plazo muchos más problemas añadidos al dolor de la pérdida.
Por tanto resulta interesante ser capaces de calcular lo que necesitamos cubrir tanto en caso de invalidez, como en caso de fallecimiento. Esto resulta relativamente sencillo si somos capaces de determinar el porcentaje de ingresos a la unidad familiar que va a desaparecer esta situación. A partir de aquí, para calcular el capital asegurado, necesitamos simplemente saber el número de los que deseamos cubrir respecto a ese porcentaje: generalmente entre tres y cinco años es una cantidad asegurada interesante.
Resuelto el tema del seguro de vida, uno de los más complejos sin duda a la hora de abordar el nivel de aseguramiento, podemos comenzar a valorar otros aspectos.
Por supuesto resulta interesante analizar nuestros seguros de coche y hogar, comprobar no sólo la relación entre precio de la prima y cobertura sino también otras posibles opciones, por ejemplo las bonificaciones por seguros encadenados, etcétera.
Posteriormente será el momento de repasar otro tipo de seguros que, en algunos casos puede ser realmente imprescindibles. Por ejemplo, a la hora de analizar los niveles de riesgo de cada miembro de la familia puede que veamos la necesidad de incorporar un seguro de accidentes a uno de ellos. Si tenemos mascotas con necesidad de aseguramiento por supuesto estamos ante otro seguro importante. Todo ello sin olvidarnos de los seguros de salud, cada vez más relevantes sobre todo en el ámbito de las familias con hijos, recordando aquí la importancia de otros seguros añadidos como el dental.
En definitiva, se trata de hacer un análisis realista de nuestros niveles de protección y tomar decisiones a partir de este análisis. Afortunadamente hoy en día la contratación de seguros resulta no sólo mucho más sencilla sino también mucho más económica que hace tan sólo una década. Se puede decir perfectamente que existen seguros para todos los bolsillos.