Grecia volvió al primer plano de los medios esta semana, cuando trascendió la decisión de ejecutar un nuevo plan de reducción de deuda y gasto público. Pero esta vez no se trata solo de achicar gastos y aumentar impuestos mediante planes de ajuste para alivianar deuda, sino de privatizar bienes y empresas públicas. Estudia privatizar numerosos bienes y empresas estatales con el claro objetivo de recaudar alrededor de 50.000 millones de euros dada su situación.
Bien parece que la solución mágica de los gobiernos que se sienten ahogados financieramente no es otra que desprenderse de sus empresas, algo que tras privatizar luego viendo las consecuencias suelen lamentar.
¿Por qué privatizar? Los gobiernos deciden desprenderse de sus empresas deficitarias con el vil objetivo de obtener liquidez y en lo inmediato con lo que cancelar deuda, además de evitar que estas sigan siendo deficitarias.
Con ello supone que la pasar a manos privadas las empresas serán superavitarias, y el Estado recibirá ingresos por impuestos que estas generen. Dejando la duda a los sectores de ¿por qué en manos públicas las empresas pierden y en manos privadas, ganan? Para quien esto suscribe, la respuesta es una sola: debido a la corrupción de los gobiernos y/o administradoras de dichas empresas. Ya que una de las causas es que al estar en manos privadas, los empresarios no suelen tomar trabajadores en exceso como suele pasar al estar las empresas en manos del Estado, que se encuentra obligado a generar empleo y controlar la tasa de paro, en cambio el sector privado no ve como prioritario este aspecto, ya que lo primordial para el sector privado es la bendita rentabilidad.
Con las privatizaciones se genera una nueva cuestión, ya que cuando esta manos públicas el gobierno brinda tarifas bajas; en cambio los empresarios de las privatizadas reclamarán aumentos de tarifas casi de forma constante amparados en diferentes excusas y con escasa inversión de estos y si son concedidas, el estado termina otorgándoles subsidios. El Estado toma el papel de regulador del servicio.
Dichos procesos de privatización a gran escala, no le son ajenos a España, México, Perú y Argentina hoy este último con un claro rasgo de reestatizar lo que fue privatizado sobre todo los servicios públicos en manos privadas.
El papel que cumpla el Estado tras la privatización es fundamental, en el control de los servicios y la prestación correcta del servicio ya que si algo que debe resaltar es la diferencia entre lo público y lo privado y que el privatizar sirve a largo plazo. Uno de los cuestionamientos que se hace es que una vez que el Estado se hace con la liquidez generada por la venta, en el largo plazo las empresas privatizadas no llegan a redituarle a las arcas públicas lo que se había prometido.
Dará pena ver lugares históricos de Grecia manejadas por manos privadas, dará pena ver que aquello que hasta hace poco fue de toda la gente, ahora le pertenece a unos pocos y sin derecho a reclamo alguno…