Tras el abandono de las tropas japonesas, la Ciudad amurallada de Kowloon empezó a crecer sin límite y problemas como las drogas, el juego y la prostitución se instalaron en un entorno en el que los edificios crecían construyendo plantas adicionales sobre las azoteas de los ya existentes, todo ello prescindiendo de arquitectos.
Era imposible encontrar una calle que midiera más de un metro de ancho y la ciudad recibió el apelativo de Ciudad de la Oscuridad, dado que la única luz natural se encontraba en las casas que estaban en la fachada de los edificios y en las azoteas.
Las dos únicas reglas de construcción vigentes eran las siguientes:
- La instalación eléctrica debía estar descubierta para poder acceder a ella en caso de incendio.
- No sobrepasar las 14 plantas de altura, porque los aviones que aterrizaban en el aeropuerto colindante pasaban rozando las azoteas.
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