Una cosa parece clara, aunque los analistas no se ponen de acuerdo si estamos ante un momento de estabilidad previo a la tormenta, o ante una posible tormenta alcista, o ante una situación previa a un entorno bajista, todo se mueve alrededor de la inquietud en los mercados.
Esto genera un entorno que, para muchos inversores, presagia movimientos serios en los cuales buscar rentabilidad. Para lo que resta de 2021, es más que probable, que muchos inversores comiencen a maniobrar en busca de liquidez para posibles oportunidades, sobre todo en el último trimestre.
Y es en este contexto donde hay que recordar, como siempre, la importancia del binomio riesgo/rentabilidad
Pero, comencemos por el principio. Cuando hablamos de riesgo en la inversión, realmente estamos hablando, en relación a la rentabilidad, de un riesgo doble:
- Por un lado, el riesgo de no obtener la rentabilidad esperada
- Por otro lado, el riesgo de perder el capital aportado
Si bien es cierto, que, en determinados modelos de inversión, como la renta fija, el riesgo de capital es mucho menor, la relación entre riesgo y rentabilidad hace que esta última disminuya mucho, y, por otro lado, la renta fija tampoco está exenta de riesgos, por ejemplo, el riesgo de tipo de interés, el riesgo de cambio de divisa, etc.
Tomando esta premisa, podemos afirmar un principio básico de la inversión: la relación entre riesgo de rentabilidad es proporcional: a menor riesgo menor potencial de rentabilidad, a mayor riesgo, mayor potencial de rentabilidad. Esta es una máxima que no se debe olvidar nunca. Es cierto que existen, de vez en cuando, inversiones pelotazo que ofrecen mayor rentabilidad de la esperada, pero generalmente, siempre van a ser entornos de riesgo porque, casi siempre van a estar dentro de la renta variable.
Los riesgos básicos de la inversión
Para determinar, cuál va ser tu comportamiento como inversor en lo que resta de año, además de analizar hacia dónde van los mercados y cuál es tu percepción de los mismos, deberías valorar los tres tipos de riesgo principales a la hora de elegir activos o herramientas:
El primero de ellos, el más habitual, el riesgo de precio. Esto implica un seguimiento importante del activo ya que la evolución del precio del activo es la que determinará el valor de tu inversión. Esto también lo puedes aplicar a determinados productos, sobre todo cuando invierten en renta variable.
El segundo de ellos, aunque afecta de manera mayoritaria la renta fija, también afecta la renta variable, y es el tipo de interés. Los tipos de interés influyen de manera directa en las inversiones de renta variable, y más, cuanto más larga son las inversiones. Por ejemplo, una tasa de interés creciente que va a subir el precio de la renta fija, va a hacer que tu inversión anterior vaya perdiendo poder adquisitivo en el plazo de tiempo. Imagina, por ejemplo, una tasa creciente de tipos de interés que pelean contra un bono a 10 años adquirido cuando los tipos estaban bajos.
Por último, y sobre todo teniendo en cuenta lo mal que parece que le van a ir a los planes de pensiones y los movimientos que vas a tener que hacer como inversor si deseas huir de los antiguos beneficios fiscales, que ya no existe, estos productos, está la liquidez. En un entorno de mercados inciertos, como el que parece que se avecina, la liquidez es importante. Invertir en activos o productos no líquidos puede ser complejo, sobre todo si llegado el caso, debemos maniobrar con rapidez en los mercados, algo que puede perfectamente ocurrir con el cambio de año a 2022.