No hace mucho tiempo, de hecho bastaría remontarse tan sólo tres o cuatro años atrás, la explosión de los llamados juegos sociales, en buena medida directamente relacionados con el éxito de las redes sociales, no sólo pusieron encima en el mapa a empresas como Zynga, desarrolladora de algunos de los más exitosos de entre estos juegos, sino que comenzaron a generar un crecimiento económico exponencial que, por entonces, no mostraba un techo determinado ni a corto ni a medio plazo.
Sin embargo, la realidad es tozuda y en muchas ocasiones como sabemos se impone a las previsiones.
Si tomamos como referencia a la citada compañía Zynga y más concretamente a sus productos vamos a poder obtener una referencia innegable de que el consumo de este tipo de juegos se encuentra actualmente en franco retroceso, lo cual aún no significa que las compañías no presentan beneficios, pero sí que estos beneficios han disminuido de manera más que notable.
Sin duda el mejor medidor posible de esta situación, en el caso de la compañía citada, es la relación de los usuarios con los productos de la firma, si en el año 2009 el usuario medio activo de los productos de la compañía mantenía su actividad e interacción con dichos productos al menos 223 días al año, las cifras del año 2011 nos dicen que esta actividad media quedó reducida a no más de 62 días al año, reducción que continuó acentuándose durante 2012.
Después de dos años, 2009 y 2010 de ingresos verdaderamente espectaculares y un crecimiento simplemente arrollador, el sector de los juegos sociales aumentó sus ingresos en 2011 en un 50%, una cifra que no está mal pero que no resiste la comparación con los años anteriores, hecho más evidente aún si tenemos en cuenta que el crecimiento en 2012 apenas superó el 20%, es decir, un retroceso generalizado en toda regla.
Las empresas del sector se niegan a hablar de hundimiento del mismo, se aduce en este punto una competencia cada vez más intensa y una modificación en los hábitos de consumo de los usuarios para este tipo de productos que les lleva a interactuar cada vez menor tiempo con ellos y centrarse de manera específica en los productos de más éxito.
¿Y qué tiene Wall Street que decir a esto? Debemos recordar que el boom de los juegos sociales movilizó realmente un trasiego de capital en inversión hacia proyectos que prometían éxitos masivos, pero, teniendo en cuenta que a todas luces la época de los juegos sociales de éxito masivo y sostenido parece haber concluido, Wall Street se ha declarado abiertamente bajista con las firmas que mantienen los flujos de inversión en las principales desarrolladoras del sector.
Resulta pues ciertamente normal que en estos días retornen algunas voces del pasado reciente que llegaron a calificar al juego social como un hype masivo, de todo un segmento, que tarde o temprano acabaría desinflándose en coincidencia con el interés de los usuarios por nuevos modelos de relación social y de ocio a través de las redes.
Imagen 1 y 2: blogefl flickr creative commons