Los ministros de economía de la eurozona se reúnen hoy para analizar los desequilibrios de los países más afectados por la crisis. Los temas centrales serán, a saber, las nuevas medidas de recorte pactadas por cada gobierno nacional en un intento de refrenar la tan temida escalada del déficit. Pero ¿cuáles deberían ser los temas a tratar para sacar a nuestro país de la recesión? Trabajo, modelo productivo, cortoplacismo y, sobre todo, corrupción.
De nuevo el discurso que llevamos oyendo hasta la extenuación y que (ha quedado patente para casi todos) no nos está sirviendo para levantar cabeza; el que llevamos soportando ya casi cinco años y no parece si no acelerar el camino hacia el abismo. ¿Os suena? Nosotros proponemos cinco puntos en los que los ministros de la eurozona debería fijarse si de verdad pretenden arreglar algo.
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Mercado de trabajo
Un 25,8% , apuntando ya a los 5 millones y subiendo. Actualmente hay en nuestro país más de dos millones de hogares en los que ninguno de sus miembros encuentra empleo.
¿Por qué no somos capaces de igualar las cifras de nuestros vecinos europeos?
El paro en España es fundamentalmente estructural, derivado de un mercado basto en rigideces y tendente a la mano de obra inexperta y poco cualificada. Se cuentan en miles los jóvenes que a principios de siglo abandonaron los estudios para trabajar en el ladrillo y muy probablemente terminar ganando más que sus padres.
Cuando la burbuja inmobiliaria se hizo insostenible y el sector íntegro se vino abajo, no les quedó más remedio que agarrar pico, carretilla y pasar a engrosar irremediablemente las colas del INEM. Si este hecho de por sí ya resulta dramático, no hay que olvidar tampoco que la construcción es un sector con un enorme efecto arrastre. Los escombros del ladrillo se llevaron también consigo a toda la industria que vivía desde hace mucho ayudando a levantar pisos.
Por último, si a una situación de recesión le añadimos la subida de impuestos y recortes aplicados con esmero por los dos últimos gobiernos, ¿qué obtenemos? Exactamente, aumentar el paro.
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Carecemos de un modelo productivo sólido
¿Por qué no somos Alemania? ¿Por qué no podemos aspirar a serlo? Porque, si nos sacan de la construcción (que en paz descanse), del turismo y ¡olé! carecemos de un modelo de crecimiento real. ¿Tecnología? ¿Inversión en I+D+i? ¿Industria productiva? ¿Tenemos realmente alguna empresa puntera de renombre que actúe en el mercado global, más allá de las nacidas de dinero público y luego dudosamente adjudicadas a dedo al amiguete de turno?
La respuesta es no.
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Regulación…. falta de regulación y transparencia
Somos por principio la tierra de la ‘picaresca’. Abran un periódico. Día sí, día también, salen a la luz nuevos datos sobre el caso Bankia, sobres con dinero negro corriendo entre las manos del político de turno, que tampoco duda en saltarse un concurso público o contratar a un nuevo familiar como asesor (con un sueldo estratosférico, claro está); eso cuando directamente no se le descubre haciendo negocio con un dinero que procede de todos.
¿Realmente pretendemos que sobre esta estructura estéril crezca la actividad económica? Algún inversor, por alocado que sea, se plantea dejar acaso un euro contemplando semejante plantel?
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Iniciativa empresarial
“Los emprendedores son el futuro”. Una frase muy de moda.
Claro que, si para incentivar al sector privado sacamos leyes de estímulo empresarial, sin eliminar la farragosa burocracia y gastos innecesarios propios a la hora de crear una empresa en nuestro país, de poco sirve. Hoy, para ser verdaderamente emprendedor, hay que ‘emprender’ el camino fuera de nuestras fronteras.
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Políticas económicas cortoplacistas
Este puede ser, probablemente, el punto más importante de cuantos hemos mencionado. A la hora de sacar la tijera, en España tiramos tradicionalmente de las partidas que deberían ser prioritarias dentro de cualquier economía con afán de un crecimiento estable y sostenido: la investigación y la educación son para el político ibérico español los primeros objetivos a la hora de combatir el “derroche”.
Es lógico, un elevado presupuesto para escolares o universitarios tendrá rédito en el futuro, pero de eso que se encarguen otros, que nosotros tenemos que volver a ganar las elecciones dentro de cuatro años. Y así una vez y otra, y otra…