Madrid vuelve a fracasar en su intento de albergar unos Juegos Olímpicos. Hace apenas unas horas, el COI ha decidido en Buenos Aires que sea Tokio la ciudad que organice los Juegos del 2020. Por delante de la capital española ha quedado incluso Estambul, por lo que se puede asegurar que la decepción entre la delegación madrileña es ahora mismo máxima.
Ahora es tiempo de hacer análisis, de preguntarse el porqué por tercera vez consecutiva Madrid ha sido apartada del sueño olímpico. ¿Podremos hacer un balance mucho más diáfano sobre los costes que ha supuesto competir nuevamente por unos Juegos, o seguiremos asistiendo al continuo baile de cifras entre lo que se anunció, lo que apareció en los presupuestos y lo que finalmente se ejecutó?
Según algunos medios de comunicación se estima que han sido cien millones de euros los que se llevan gastados en los tres intentos de Madrid por albergar los Juegos. La mayoría de este dinero se va en publicidad, hacer lobby, marketing, viajes de prensa, etc… Aunque según fuentes municipales es casi imposible precisar el importe exacto de lo que se ha gastado, también hay que decir que son los patrocinadores privados los que han corrido con buena parte de los gastos.
Ventajas fiscales para los patrocinadores
Sin embargo, estos últimos han recibido beneficios fiscales por ello, ya que pueden desgravar hasta un 15% de su inversión en publicidad. En Madrid 2020 se podía ser socio patrocinador aportando 800.000 euros, preferente por 400.000 euros, oficiales con 200.000 euros, colaboradores por 50.000 y amigos por 10.000. También ha habido una serie de donantes como BBVA, el Corte Inglés, Iberdrola y Renault que no han tenido que hacer publicidad del evento.
Hay que decir que la campaña de Madrid para optar a los Juegos Olímpicos del 2020 ha levantado mucha polvareda en los últimos meses. En medio de una enorme crisis económica muchos no veían factible que hubiera tales fastos olímpicos. Y menos cuando desde el Ayuntamiento de Madrid se tildaba la obra de la candidatura de la austeridad. ¿Con más de seis mil millones en infraestructuras? Las cifras hablaban por sí solas.