Creo que Mario Draghi es el mejor banquero central que hay ahí fuera. Te puede gustar o no en su papel, o como personaje, Pero el hecho es que, al menos hasta ahora, ha demostrado una gran habilidad, dado que se mueve en un marco político hostil realizada por la resistencia alemana siempre contraria al intervencionismo del banco central. Y de todos modos, si el euro sobrevive es gracias a Draghi (o por su culpa, dependiendo del punto de vista).
Dicho esto, hay que explicar su discurso del pasado 7 de agosto en la reunión del BCE. Cuando Draghi dice e que «… Es probable que haya llegado el momento de empezar a compartir la soberanía a nivel europeo, también por lo que respecta a las reformas estructurales» (es decir, la transferencia de la soberanía) no es algo fruto de la casualidad ni algo que no tenga bien pensado. La lectura que se puede hacer sobre la base de esta afirmación es doble.
En primer lugar, es muy probable que sea plenamente consciente de la gravedad de la situación en muchos países, especialmente en el área Mediterránea, a la cual se está agregando Francia. Sin embargo, desde que comenzó la crisis han pasado seis años, un tiempo muy largo en el que las condiciones de vida de decenas de millones de personas han ido de mal en peor, incluso dramáticamente en algunos casos. Está claro que todo esto ha contribuido al descontento y a formar una posición contraria al euro. Conocidos son ya los defectos de la moneda única y la mala gestión de la crisis por parte de la nomenclatura de la política europea, sobre todo en el lado alemán: Grecia DOCET, y pronto incluso Italia.
En este contexto, al darse cuenta de que también es cada vez mayor el consenso en torno a los movimientos políticos antieuro -algunos como en el caso de Le Pen en Francia puede amenazar su propia supervivencia, Draghi teme que la falta de acción (o lenteza) política también puede conducir a una aceleración repentina de la crisis si el cuadro macroeconómico empeora, cayendo en una recesión aún más severa en algún país. Está claro que ésto aumentaría exponencialmente el riesgo de que algunos países opten por el abandono de la moneda única como una solución para tratar de darle la vuelta a la situación y volver a la cima. Y Draghi sabe que esto llevaría a la disolución (más o menos ordenada) de la moneda única.
Por lo tanto, desde este punto de vista, el recurso de apostar a la transferencia de la soberanía nacional en el contexto de las «reformas estructurales y las políticas presupuestarias» debe leerse como una invitación a la política europea en actuar con prontitud para reformar la Eurozona con la creación de una política convergente del lado fiscal y económico y con mecanismos compensatorios que resuelven las asimetrías internas que existen entre sus distintas áreas económicas. Impensable en el estado actual, por lo menos en terminos de tiempos que se requeriría para actuar de esta forma.
La segunda hipótesis, que creo que es la más probable, es que se encuentra en fase avanzada de construcción el comisionado de Italia, porque Draghi sabe muy bien las malas condiciones imperantes en el país. También sabe que tarde o temprano, el BCE tendrá que intervenir en su rescate. Y sabe perfectamente que Alemania nunca gastaría ni un solo un euro sin condiciones y garantías estrictas. Así que no descarto en absoluto que, en los distintos registros europeos, el tema del desembarco de la Troika en Italia esté dentro de la orden del día. Y enviar la Troika en Italia no es exactamente lo mismo que enviarla en Grecia. Así que, en cierto modo, se está preparando el terreno para la entrada de la Troika en Italia, tratando de suavizar el golpe para los mercados financieros y a la opinion pública europea. A favor de esta hipótesis están también las palabras (por lo que pueden contar) del Presidente de la Junta Italiana, Matteo Renzi, que, al comentar las declaraciones del presidente del BCE, dijo que estaba de acuerdo con la postura adoptada por Draghi.
Una consideración final. La sensación que tenia escuchando la conferencia de prensa de Draghi es que él tambien, ahora, vive en un estado de angustia. Draghi entiende muy bien que las ultimas operaciones anunciadas por el BCE en junio, en el mejor de los casos, conducirán a una relajación del crédito, pero esto sólo ocurrirá en aproximadamente un año. Se trata en cualquier caso de un espacio muy largo, en el que cualquier cosa puede suceder. Y el miedo es justo que los mercados actúen para ajustar ajustar de cuentas con el BCE para ver hasta cómo de fuerte es su mano en esta partida de «poker».
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