En la teoría, al menos sobre el papel, el cierre del grifo del crédito tiene que ver con lo que se denomina miedo al riesgo de la banca, que gestiona en condiciones mucho más duras de concesión los préstamos en general, y los préstamos hipotecarios en particular. En teoría también este hecho debiera suponer que la progresiva disminución de la concesión de hipotecas (este año hemos tenido varios mínimos históricos en este sentido) debiera en algún modo correr parejo con menores niveles de morosidad; pero no es así.
Si tomamos como referencia el primer trimestre de este año, vamos a encontrarnos por ejemplo que en el cierre de nivel trimestre, en el mes de abril, se concedían prácticamente el 20% menos de hipotecas que en el año anterior, ¿qué ocurre en este contexto con la morosidad? ¿Desciende en la misma comparativa temporal? En absoluto, de hecho, en el primer trimestre de 2013 lo que eufemísticamente se define como volumen de dudoso, se colocaba en el 4% por encima del mismo período del año anterior en el que lo hacía en el 3%; los motivos son bastante evidentes y tienen que ver con el deterioro del poder adquisitivo de las familias a lo largo de los últimos 12 meses, así como a las estimaciones de prestaciones, ayudas y subvenciones.
Esta especie de pescadilla que se muerde la cola mediante la cual no se presta dinero porque se debe dinero, lleva a situaciones como el actual desmoronamiento de la financiación de viviendas en nuestro país, las caídas continúan amontonándose y superándose unas a otras, pero además, en las concesiones cada vez más escasas de préstamos hipotecarios, los importes solicitados son menores; según los datos del INE en los que basábamos las anteriores cifras la media de hipoteca concedida a comienzos del segundo trimestre del presente año se situaba ya por debajo de los 100.000 € (concretamente 94.023 €) en consonancia no sólo con los límites de financiación de las entidades sino también con otro fenómeno relativo a la vivienda que parece no tener fondo; la reducción del precio.
¿Y bajan las hipotecas entonces? Pues esto pudiera ser en teoría una opción, si los precios bajan, la demanda a la baja se estabiliza y en teoría hay que vender al menos los activos inmobiliarios propios, pareciera que hubiera algo de sentido en la revisión de las hipotecas a la baja; pero no, de hecho, y de manera independiente a la evolución del índice Euribor, las hipotecas continúan apuntando al alza y no presentando signos de abaratamiento.
imagen: alexanderstein pixabay.com