No voy a negar que todos los clientes bancarios tenemos la obligación de leer los contratos que firmamos. Y que es imprescindible un mínimo de cultura financiera (o mucha) para contratar productos financieros. Pero esto no excusa al banco, al banquero y al bancario de asegurarse de que su cliente sabe lo que está firmando. Un cliente es un tesoro para cualquier empresa que pretenda prosperar, y los bancos son empresas, por mucho que a veces se me antojen más cercanas a las empresas públicas de un régimen totalitario que a las empresas de un sector privado occidental moderno.
¿Mucha gente se siente un tesoro cuando entra en una sucursal? personalmente, salvo por el hecho que mi director sí es un amigo, no. Me siento más bien alguien que molesta, en lugar de un generador de beneficios de mi entidad. Y si aun no me he cambiado al Banco Salvados es porque tengo una hipoteca que me ata.