A lo largo de nuestra vida tenemos muchas presentaciones en público sobre diversos temas. Desde el colegio ya nos empiezan a enseñar técnicas sobre cómo hacer una presentación, algunas pautas a seguir, qué elementos utilizar en cada situación o cómo debemos hablar dependiendo de nuestros oyentes. Pero la presencia y las vías para hacerlo de un modo correcto son imprescindibles, pero no suficientes. Una persona que no se pone nerviosa y que habla con soltura ante un grupo amplio de gente tiene ventaja, pero si no es buen comunicador no tiene nada que hacer.
Lo verdaderamente importante es ser buen comunicador, lo que viene a definirse como tener labia. Pero, ¿qué es ser buen comunicador? Un buen comunicador es aquel que consigue que su idea sea escuchada. Y con escuchada me refiero a que se entienda, se comprenda y se retenga en la mente del que escucha. A lo largo del día recibimos multitud de noticias, y la mayoría de ellas se nos olvidan. A no ser que nos resulten verdaderamente impactantes o interesantes. Y ese es el objetivo del comunicador, que su idea de retenga y se entienda. Es importante seguir algunas pautas para poder llegar ser buen comunicador.
- Idea clara y sencilla. Saber exactamente qué queremos decir y no alargarnos demasiado. Un mensaje concreto, contundente y fácil de asimilar. Aunque posteriormente vayamos a alargarnos en la explicación, la idea principal es a que cuenta, y gracias a la cual los oyentes seguirán atentos a la explicación.
- Llegar fácilmente al oyente. Esto se consigue con una explicación dinámica, a veces se puede llegar a ser aburrido o tener una voz monótona que hará que perdamos el interés del grupo o personas al que nos dirigimos. Utilizar un tono de voz agradable sin llegar a ser soporífero, y hablar de forma clara, con frases cortas, a un ritmo moderado.
- Por supuesto debemos utilizar palabras que todos entiendan y que no hayan perder el hilo de lo que estamos explicando. Es conveniente tener una idea del tipo de personas al que nos vamos a dirigir, su nivel de conocimiento en el tema e incluso si hablan otro idioma, para así poder adaptarlo o buscar un medio alternativo para que puedan entenderlo también.
- Los movimientos que hacemos durante nuestra intervención, tienen que ser suaves, naturales. Una preparación de lo que vamos a decir es esencial, y una idea global, para que no seamos dependientes de un papel. Ayudarse de diapositivas, gráficos o métodos visuales, para hacer llegar el mensaje de forma más dinámica. Tampoco abusar de estos métodos.
- Explicar la idea y de sus puntos buenos y malos, con buenos argumentos, sin convencer a los oyentes. Hay que intentar que se convenzan ellos solos, sino parecería que estamos persuadiendo para que adopten una idea. Y perderemos su atención de nuevo.