El sorteo de la Lotería del Niño ha sido el primer gran sorteo del año gravado por Hacienda con el impuesto del 20%. A este sorteo le seguirán todos los premios y sorteos que tengan lugar este año organizados por Loterías y Apuestas del Estado, Quinielas, ONCE y Cruz Roja, y todos ellos tributarán a Hacienda siempre que el premio sea superior a los 2.500 euros.
Esta retención del 20% se realizará directamente por la entidad organizadora del sorteo y, de esta forma, los agraciados recibirán el importe del premio con el impuesto ya aplicado. Además, hay que precisar que, según la normativa del Gobierno, el gravamen del 20% afectará al premio independientemente del número de beneficiarios. Es decir, que si se trata de un boleto que comparte un grupo de apuestas formado por varias personas, la tributación seguirá siendo del 20%. Del mismo modo, el tope de 2.500 euros para no tener que tributar por el premio se aplicará al boleto y no a los primeros 2.500 euros que reciba cada una de las personas que lo comparten.
La importancia de la titularidad del boleto premiado
Hasta ahora no se había prestado casi ninguna atención a este aspecto, sin embargo, a partir de ahora este será un aspecto crucial, ya que la titularidad del boleto supondrá la posibilidad de disponer del premio y la obligación de pagar por sus rentas. Cuando alguien vaya a cobrar el décimo de lotería deberá tener en cuenta que la imputación fiscal del premio y la oportuna retención fiscal le será efectuada a quien se considere titular jurídico del premio.
En el caso de tratarse de un premio compartido, como es el caso de las peñas o grupos de amigos, para evitar problemas el agraciado deberá depositar el premio en una cuenta bancaria que sea titularidad de todos aquellos cotitulares del boleto premiado; sólo así se entenderá que existe una titularidad compartida del premio y, por tanto, que la imputación fiscal y el gravamen fiscal aplicable sobre el mismo será también compartido.
Reventa de décimos premiados y fraude
Ante esta nueva normativa es obligatorio preguntarse si será posible terminar, de una vez por todas, con ese mercado paralelo de reventa de décimos premiados a posibles defraudadores interesados en blanquear dinero negro. Me atrevo a opinar que sí. Por dos motivos fundamentales. Tal y como comenta Miguel Ángel Mayo, por un lado por que los agraciados difícilmente podrán acreditar ante Hacienda el origen de esos fondos, y por otro lado por que el nuevo impuesto dificultará el blanqueo de capitales al estar identificado mediante la retención practicada por el pagador al afortunado ganador, a diferencia de antes que se permanecía en el anonimato.
¿Quedarán ganas, tras estas nuevas medidas, de lavar dinero negro a través de esta modalidad?. Y otra pregunta, ¿seguirá sonriendo la suerte a algunos de nuestros políticos que han sido capaces de ganar hasta cuatro grandes premios en un solo año? Apuesto a que no.