Tener un coche se está convirtiendo cada vez más en una carga financiera considerable para muchas personas. No se trata solo del desembolso inicial al momento de la compra, sino de una serie de costes adicionales que se acumulan con el tiempo. Entre ellos, destacan el mantenimiento periódico, el combustible, la depreciación continua del valor, y, por supuesto, el seguro anual, uno de los gastos recurrentes más importantes que todo propietario debe asumir.