Sector asegurador define su hoja de ruta contra ciberataques, cambio climático y regulación DORA

El sector de los seguros se ha cansado de ir a rebufo de los problemas. Ahora quiere anticiparse. Y lo está dejando claro. Ciberataques más sofisticados, fenómenos climáticos cada vez más bestias y una normativa europea que exige más control que nunca. Todo eso ha llevado a las aseguradoras a ponerse las pilas y definir su nueva estrategia. No se trata solo de proteger al cliente. También tienen que protegerse ellas mismas. Porque el entorno cambia, y no esperar a que reviente todo es ya parte del trabajo.

Ciberseguridad y cambio climático, la tormenta perfecta

En los últimos meses, los ataques digitales han dejado de ser una amenaza puntual. Ahora son constantes, dirigidos y, en muchos casos, imparables si no estás preparado. Las aseguradoras lo saben y están reforzando sus sistemas como nunca. No solo porque les interesa, sino porque están obligadas. El nuevo marco europeo, con la regulación DORA sobre la mesa, exige que todo el sector tenga sistemas blindados, planes de recuperación, y una trazabilidad digital impecable. Ya no vale eso de “teníamos una copia de seguridad”. Hay que demostrar que se puede responder rápido y sin dejar tirado al cliente.

Pero mientras miran las pantallas, también vigilan el cielo. Literalmente. La subida de las temperaturas, los incendios, las tormentas, las riadas… todo eso ha disparado el número de siniestros y ha obligado a recalcular riesgos. Ya no se puede vender una póliza igual en Alicante que en Lugo. Las condiciones cambian. Y no solo por justicia. También por pura supervivencia. Si el sector no adapta las primas y coberturas al nuevo clima, no aguanta. Por eso están metiendo más tecnología, más predicción, más análisis. Porque si el clima se desmadra, los seguros tienen que estar un paso por delante. O al menos intentarlo.

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