Este noviembre ha sido un punto de inflexión en los mercados. La caída del sector tecnológico ha sido tan brusca que ha obligado a muchos fondos a mover ficha con una rapidez poco habitual. Si inviertes en fondos de inversión o estás empezando a interesarte por ellos, merece la pena entender por qué tantos gestores han cambiado el rumbo en cuestión de días. La tecnología llevaba años arrasando, pero el mercado ha recordado que ninguna tendencia dura para siempre.
Cómo el desplome tecnológico ha sacudido al resto del mercado
La caída de grandes tecnológicas y de empresas vinculadas a la inteligencia artificial ha generado una onda expansiva que ha llegado a prácticamente todos los rincones del mercado. Algo que parecía estable hace escasos meses se ha convertido en un terreno irregular. Las valoraciones tan elevadas que arrastraba el sector se han puesto en duda y el apetito por el riesgo ha retrocedido con fuerza.
Ese retroceso ha llevado a los inversores a acelerar una rotación sectorial que ya se intuía desde hace tiempo. El capital que estaba concentrado en fondos tecnológicos comienza a desplazarse hacia sectores más defensivos. La banca gana protagonismo gracias a su mayor estabilidad y a su capacidad para generar beneficios constantes. La industria, que a veces parece menos atractiva en comparación con la tecnología, también ha salido reforzada porque sus valoraciones resultan más razonables y su comportamiento tiende a ser más sólido en momentos complicados.
Este giro no es solo una reacción al desplome de noviembre. Hay un contexto más amplio que influye. La incertidumbre económica global, unos tipos de interés que todavía no dan tregua y una inflación que sigue sin desaparecer por completo han empujado a muchos inversores a buscar refugio. En los mercados a largo plazo suele ocurrir algo[…]Leer noticia completa en la fuente original
















