La constructora prevé pedir a S&P y Moody’s que pongan nota a su deuda a finales de este año, para allanar así el acceso al mercado. No obstante, la constructora tiene asumido que su rating quedará al nivel de bono basura.
Malos tiempos para la lírica. Cuando una compañía acepta presentarse a un examen, sabiendo que va a ser suspendida, es porque el resto de alternativas que se le ofrecen son realmente catastróficas.
Y en esta situación se encuentra el grupo de construcción y servicios FCC, que prevé someterse por primera vez al examen de las agencias de rating, a sabiendas de que va a ser calificada por debajo del grado de inversión, lo que popularmente se conoce como bono basura.
A pesar de ser una de las empresas de infraestructuras más importantes del mundo, la compañía está inmersa en un proceso de búsqueda de nuevas fuentes de financiación.