Ya ha dejado de ser costumbre, pero a principios de los noventa todavía era común encontrar un puñado de inocentadas en los principales medios de comunicación cada 28 de diciembre. Por eso, cuando aquella mañana de finales de 1993 saltó la noticia de que el Banco de España intervenía el Banesto del todopoderoso Mario Conde, más de uno pensó que se trataba de una broma.
Pero nada de eso: una vez confirmada la noticia, miles de clientes acudieron a las oficinas de una de las mayores entidades españolas y retiraron cerca de 100.000 millones de pesetas sólo en un día. Un impacto de este calibre no es de extrañar, dado que Banesto tenía una cartera de siete millones de clientes, más del doble que la CAM, por ejemplo.
Es decir, que cualquier cosa excepto una broma. Sin embargo, la decisión del Banco de España inauguró en aquel momento una costumbre que ha respetado en las otras tres grandes intervenciones financieras que ha ejecutado desde entonces: nunca lo hace en un día laboral normal y corriente.