Anticipo de tiempos mejores, o menos malos …

Cuesta explicar a un ciudadano ajeno al devenir diario de los mercados financieros que éstos descuentan un escenario sensiblemente mejor al que en estos momentos “disfrutamos”. El paralelismo entre la evolución de mercados financieros y percepción de contexto económico por parte de los ciudadanos es inexistente.  En la calle se sigue conviviendo con el riesgo intacto de cierre de empresas y, por ende,   incremento de número de desempleados; es decir un auténtico drama social. Sin embargo este impacto adverso en las economías familiares y de forma agregada del país, ha quedado recogido tiempo atrás en los activos que cotizan en los mercados financieros. Alguien, ajeno a esta circunstancia se sorprendería al ver cómo los mercados tienen la vista puesta en 2013 incluso 2014 cuando ni tan siquiera sabemos el deterioro que la economía española va a experimentar en 2012.

Si la economía española no está, precisamente, mejor de lo que estaba hace tres meses, ¿cómo se explica uno que la bolsa española, por ejemplo haya rebotado como lo ha hecho desde finales de julio?. Ahí es donde entra en escena el concepto de expectativas, o mejor dicho de descuento o anticipación de expectativas. Si los mercados valoran un futuro próximo mejor que el presente, entonces la rueda de las implicaciones comienza a girar partiendo de economía más activa que incide en empresas con mayor actividad y por ende mayor contratación de empleados, que podrán volver a actuar como consumidores, adquiriendo bienes y servicios que sirvan a su vez para engrasar la rueda de el economía. De estar en lo cierto, el resultado sería mayores beneficios empresariales, menores cifras de desempleo, y por tanto sector privado y publico dirigiéndose hacia óptimas condiciones.

Evidentemente desde la situación actual a la idílica que acabamos de describir no se pasa de la noche a la mañana. Por desgracia, pero si por etapas intermedias. La primera de dichas etapas, encuadradas en el 2013,  estaría ahora mismo sobre la mesa de los mercados: recesión económica  pero a menor porcentaje de deterioro junto a freno al proceso de destrucción de empleos. Conclusión, lo peor se habría visto ya y por tanto las cotizaciones bursátiles mínimas vistas en el primer semestre de 2012 sería el suelo desde donde empezar una nueva fase alcista, lenta pero progresiva.

 

En estos momentos, el movimiento de  recuperación que comenzó en julio y que supuso llevar al Ibex 35  desde 6000 hasta 8200 puntos está viendo como se pone a prueba la fortaleza de los cimientos sobre los que se ha apoyado el rebote. Por ahora, ni el jarro de agua fría que ha supuesto el anuncio del FMI (fondo monetario internacional) de menores previsiones de actividad  en gran parte de los países, ni el callejón sin salida que parece haberse convertido el asunto de petición de rescate por parte del gobierno español han logrado anular las condiciones de subida de los dos meses anteriores, más allá de ligeras y puntuales cesiones.

 

Conclusión, da la sensación que la gran mayoría de condiciones negativas apenas generan sorpresa y su incidencia se limita al corto plazo. Las posiciones de compra y venta en la bolsa presentan mayor equilibrio del que apenas hace tres meses si quiera se podría imaginar. No cabe otra lectura que el mercado, o al menos el 51% de quienes compran o venden en él, se decantan por la expectativa de cotizaciones futuras a niveles superiores a los actuales; eso es lo que se desprende del porcentaje de acciones que empiezan a acumular en sus carteras.

 

 

Miguel Pareja

Gestor Bolsa3 SV 

[email protected]

@pareja_miguel

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