La imagen de Recoletos en Madrid abarrotado por cientos de miles de seguidores (250.000 según los organizadores, aunque podrían ser más) para presenciar y finalmente festejar la consecución de la primera Copa del Mundo nos da una idea de como ha vivido el país este acontecimiento. El recibimiento a los campeones en Madrid se prevé también multitudinario y seguramente volveremos a ver escenas de calles abarrotadas cuando el autobús de la selección recorra las calles de la capital.
Sin embargo, en este punto resulta interesante pararse un segundo a reflexionar qué supone la consecución del Mundial más allá de inmensa alegría que vivimos y que todavía podremos vivir en los próximos días. Desde un punto de vista exclusivamente económico, se estima que ganar un Mundial disparará nuestro PIB un 0,7% o por lo menos esto es lo que ha ocurrido en los países campeones desde México 1970.
Lo cierto es que, tal y como ocurrió en la Eurocopa, el Mundial ha servido para revitalizar el negocio de la hostelería, con bares a la cabeza y los negocios de comida a domicilio siguiéndoles muy de cerca junto con el merchandising deportivo de la selección.Va a ser difícil calcular cuántos bares hicieron ayer su particular agosto y cuántos ingresos ha supuesto ganar en lugar de, por ejemplo, caer en cuartos de final como venía suceciendo hasta la fecha.
En términos generales, ganar el Mundial ha disparado de nuevo el consumo de los hogares, como sucedió hace más de dos años, sólo que en este caso no contamos con los famosos 400 euros de Zapatero y sí con una crisis bastante más aguda de lo que muchos preveían.
La repercusión de esta victoria en nuestra economía será positiva en términos de crecimiento y no sólo por el gasto directo que ha producido durante estos días, sino porque también sirve para levantar la moral del país. Al final, está demostrado que los éxitos deportivos aumentan el optimismo y con este, posiblemente, el consumo. Otro debate es si realmente será positivo que gastemos más.
Y por último, como siempre, hay un elemento que seguro no va a mejorar con esta victoria: nuestra productividad. También será difícil conseguir cifras concretas, pero a todos nos gustaría conocer el número de ‘bajas laborales’ que se registrará hoy lunes o el sospechoso cansancio que exhibirán muchos trabajadores. Aunque sólo sea por curiosidad.
Imagen – RFEF