Los fondos de inversión garantizados son un producto que le brindan al inversor plena seguridad de que recuperara el 100% de su capital invertido (o limita su pérdida máxima) más una rentabilidad, al finalizar un periodo determinado, conocido como periodo de garantía.
Concretamente, los fondos de inversión garantizados poseen un plazo que va desde 1 hasta 10 años, y la entidad gestora es la encargada de garantizar a través de un tercero (generalmente un banco), un rendimiento mínimo.
La rentabilidad que ofrecen puede ser fija o variable, según el fondo del que se trate, ya que existen dos tipos de garantizados:
• Fondos garantizados de Renta Fija: aseguran un rendimiento fijo
• Fondos garantizados de Renta Variable: la rentabilidad estará ligada al comportamiento de un índice, una acción, una cesta de acciones, divisas u otros fondos de inversión.
En general, los fondos garantizados más recomendables son los que poseen un plazo de hasta 5 años, ya que los intereses que ofrecen las gestoras son en función de la situación actual y las perspectivas para los próximos años, y si la inversión se realizara a un plazo muy largo (10 años), puede perder rentabilidad porque será muy complicado prever qué comportamiento tendrán los tipos de interés.
En cuanto a su atractivo, depende mucho de las condiciones. Hay que partir de una base: si el banco garantiza gran parte del capital, no podrá ofrecen rendimientos muy ventajosos. Así, para poder colocar mejor los productos, muchos fondos garantizados ofrecen condiciones muy vistosas que se diluyen cuando se observan con detalle. La forma de calcular las rentabilidades, la selección de los valores o los límites de subida son manipulaciones clásicas de las condiciones que juegan en contra del inversor.
Eso si, debemos tener en cuenta que las participaciones reembolsadas antes del vencimiento de la garantía no estarán garantizadas, así el valor liquidativo aplicado al reembolso puede ser inferior al valor liquidativo garantizado. Esto significa que no son fondos líquidos, ya no se pueden rescatar antes del vencimiento sin perder dinero.
Se trata de un producto financiero recomendado para los ahorradores que no quieren asumir riesgos, ya que el beneficio a obtener se conoce de ante mano. Además las ventajas fiscales son muy interesantes, ya que su rentabilidad se considera como un incremento de patrimonio y pasados 15 años, el beneficio queda exento de tributar.