Una de las formas de blindar tus intereses al vender o comprar una casa es incluir una condición suspensiva en el contrato de compraventa.
Esta cláusula sirve para proteger tus intereses si algo no sale como estaba esperado o no se cumplen las condiciones pactadas. Que un contrato incluya esta condición suspensiva también tiene sus implicaciones fiscales que conviene conocer.
Qué es la condición suspensiva
¿En qué consiste la condición suspensiva? Se trata de una cláusula adicional que puede incluirse en el contrato de compraventa.
La cláusula de condición suspensiva supedita la celebración del contrato al cumplimiento de una condición. Si esa condición no se cumple, se podrá suspender la obligación, es decir, echar atrás la operación de compra venta.
La condición suspensiva se utiliza, por ejemplo, cuando se quiere cerrar una venta a futuro para entregar el piso más adelante. Al hacerlo se puede incluir algún tipo de condición para que se celebre la compra venta.
Esto puede ocurrir en pisos que necesitan obtener la cédula de habitabilidad o que tienen cargas que el propietario debe pagar antes de cerrarse la venta. Gracias a la condición suspensiva, el comprador podrá suspender el contrato si no se da la condición pactada.
Diferencias con la condición resolutiva
Frente a la condición suspensiva existe la condición resolutoria. La principal diferencia entre una y otra es que la condición suspensiva suspende la obligación, mientras que la resolutoria resuelve la misma.
En otras palabras, que la condición resolutoria es una garantía para el vendedor más que para el comprador. Sirve para que se resuelva el contrato en caso de que se incumpla la condición pactada y el propietario recupere su vivienda.
Por ejemplo, si se ha pactado un pago a plazos de la vivienda y estos son una condición resolutoria, el comprador podría reclamar[…]Leer noticia completa en la fuente original