Si quieres mover cierto capital, puedes optar por la inversión activa apostando por un fondo, un bono o una compañía que cotice en bolsa, pero también por la modalidad pasiva, que directamente replica el comportamiento de un índice.
El mundo de la inversión presenta numerosas variables para casi todos los gustos. Es posible invertir tomando un riesgo bajo, moderado o elevado; a corto, a medio o a largo plazo; en productos sencillos o en vehículos complejos; diversificando o apostando todo el capital a una carta… Así hasta conformar, si se tienen en cuenta todas las posibilidades, un perfil de inversión que es prácticamente único para cada persona.
Del mismo modo, se puede invertir con o sin el apoyo de un asesor financiero especializado, así como optar por meter el dinero en acciones de compañías que creemos nos ofrecerán rentabilidad. Pero hay otras maneras de invertir en bolsa, en fondos, etc. Te contamos las diferencias entre gestión activa y gestión pasiva de las inversiones.
Qué es la gestión activa de las inversiones
La primera de ellas, la gestión activa, es la más conocida, la que generalmente se tiene en mente y a la que la mayoría de los inversores está acostumbrada. Se trata, simplemente, de invertir en fondos, acciones, bonos u otras herramientas similares.
Partiendo de una selección de productos, sectores o formas de inversión, ese enfoque implica que, con o sin apoyo profesional, pensamos que somos capaces de mejorar la rentabilidad que consigue el mercado. Como es obvio, lograrlo no es tan sencillo.
Por supuesto, se puede invertir por libre, pero resulta más habitual que haya intermediarios -entidades financieras- o asesores especializados como apoyo. De ser así, tener a uno de ellos o a un equipo de expertos gestionando conlleva una serie de costes que, en los fondos de inversión, se traducen en comisiones de gestión. Mientras que en lo que se refiere a los parqués, aquí puedes descubrir las comisiones por invertir en bolsa.
Sea uno u otro el escenario, el posible fallo humano puede aparecer y llevarte a perder dinero. Ante esa posibilidad existe otro camino: la gestión pasiva.
Qué es la gestión pasiva de las inversiones
El enfoque de esta segunda opción es bien distinto, ya que hace bueno aquello de «si no puedes con tu ‘enemigo’, únete a él». No es que el mercado sea el enemigo, pero valga la comparación para explicar esta fórmula. Así, la gestión pasiva no trata de batir al mercado, sino que replica su comportamiento para obtener ganancias. Así que, en cierto sentido, el inversor une fuerzas con el mercado.
Diferencias entre gestión activa y gestión pasiva de las inversiones
Como queda patente, cada una, gestión activa y gestión pasiva, tiene sus ventajas y desventajas, aunque pueden ser compatibles en una misma cartera de inversión. Se distinguen en los siguientes aspectos:
- En la primera posibilidad, la selección de valores es mucho más minuciosa; en la segunda, sólo hay que elegir un parqué, por ejemplo el Ibex-35.
- Si bien en la modalidad activa es el gestor quien va a tomar decisiones, en la pasiva ello no es necesario, ya que replica un índice de referencia.
- En la gestión activa, el seguimiento es más intenso y dinámico en función de las inversiones efectuadas; mientras que, en la pasiva, muchas personas desconectan o simplemente echan un vistazo al resultado del índice.
- La carteras que apuestan por la gestión pasiva, al limitarse a replicar el comportamiento de su índice de referencia, no necesitan el papel de un equipo gestor. Como consecuencia, los gastos y las comisiones son mucho menores en ellas.
- Las inversiones bajo administración pasiva son más fáciles de autogestionar.
La gestión pasiva se encuentra en la actualidad al alza; fenómeno que se está produciendo desde hace años y que se debe, entre otros factores, a los dos últimos citados. Más allá de decantarse por la gestión pasiva o por la gestión activa, con carácter general, aquí puedes descubrir dónde invertir tus ahorros.
¿Cuál es más rentable, la gestión activa de las inversiones o la pasiva?
Los datos están a favor de la gestión pasiva para inversiones a largo plazo. Pero analicemos la cuestión de manera más detallada. Además de la ventaja de contar con comisiones menores y de ser más fácil de gestionar para el usuario medio, ambos tipos de inversión presentan las cifras que constan a continuación.
Tomando como ejemplo el conjunto de fondos de inversión en España, éstos lograron un rendimiento ponderado del 2,64% en un año. Por su parte, la categoría de gestión pasiva, se quedó en el 2,21%. Es decir, que a corto o a medio plazo, la gestión activa de las inversiones tiene más posibilidades de salir ganando.
Sin embargo, la rentabilidad de estos productos en gestión pasiva fue del 4,48% por apenas un 2,95% de los fondos en general durante los últimos 5 años. Esa estadística vale como ejemplo de que no hay gestor que bata a los mercados a largo plazo. En otras palabras, que si tienes tiempo, resistencia financiera y paciencia para mantener la posición en un valor, mejor la gestión pasiva.
También puede interesarte:
Cómo comprar una casa sin firmar hipoteca con el banco
¿Hacemos caso al Indicador de Halloween y compramos?
Indicadores económicos curiosos
Razones para la inversión en bolsa a largo plazo