Las organizaciones internacionales han salido en apoyo de la política de apoyo a España e Italia apuntada por el Banco Central Europeo (BCE). En las últimas horas dos importantes dirigentes se han manifestado en esta dirección. Por un lado, el presidente del Consejo Europeo,Herman Van Rompuy, ha asegurado que “respalda plenamente la intervención del BCE para frenar la fragmentación de la eurozona” y justifica esa postura basándose en los esfuerzos de ajuste que ya se están llevando a cabo en países como España e Italia.
En la misma línea, Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, ha pedido a la autoridad monetaria que intervenga “para apoyar a los países que como España están haciendo los deberes y adoptando decisiones duras, difíciles y necesarias”. Además Gurría ha denunciado que “los mercados aún no les han hecho el «debido reconocimiento».
Este apoyo internacional unido a la visita de Angela Merkel a España está siendo interpretada por los mercados desde el punto de vista más positivo, es decir, desde el que espera que mañana el BCE haga un cambio importante en su política monetaria y además de bajar tipos de interés deje la puerta abierta para esa ansiada compra de deuda. Aun así, la reacción está muy lejos de la euforia. Y es que, como explica el estratega de mercados de Citigroup, José Luis Martínez, esa intervención en el mercado de bonos no va a estar en la línea de las que se hicieron anteriormente. “va a exigir una petición formal por parte de los países y, por supuesto, nuevas medias de ajuste”.
Es precisamente en este punto donde se concentran las dudas, ya que de todos es conocida la reticencia del Gobierno de Mariano Rajoy a mentar la palabra “rescate”.
El propio Van Rompy ha advertido que no ve que haya «soluciones fáciles» a la crisis de deuda. Eso sí también ha rechazado lo que ha calificado de recetas simplistas como «dejar salir a Grecia de la eurozona, inyectar dinero sin condiciones en el sistema o crear de forma mágica un Estado federal como Estados Unidos».
Desde su punto de vista, los líderes europeos tienen «voluntad política» para salir de la crisis y afrontar al mismo tiempo los problemas sistémicos que afectan a la eurozona. «Todos reconocen ahora que la crisis no es sólo la suma de los problemas de cada país, sino también el resultado de las deficiencias en la arquitectura de la unión económica y monetaria», ha apuntado el mandatario, que en los próximos días se reunirá con el primer ministro italiano, Mario Monti, y el griego, Antonis Samaras.